LatinoConTintaX
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El recuerdo del desastre del 29 de octubre del pasado año aún es una herida abierta para Valencia. Pasados 12 meses, el dolor sigue siendo palpable, especialmente para las familias que perdieron a seres queridos y para los pequeños empresarios que vieron su vida enterrada en barro.
La tormenta que azotó la ciudad dejó un rastro de muerte y destrucción. Fue un día en el que el gobierno parecía perdido, sin saber qué hacer, sin pedir ayuda ni mandar alertas. La pregunta persiste: ¿dónde estaba Mazón aquellas horas críticas? Lo que sí sabemos es que se ha movido con frivolidad y falta de sinceridad al respecto.
La responsabilidad política de Mazón por la inacción del gobierno ese día no puede ser ignorada. No hay que esperar a que alguien se haga cargo de sus acciones para pedirle cuentas. Si un político no está dispuesto a rendir cuentas, debería irse. La mentira y el silencio no son aceptables en el poder.
Este recuerdo sigue siendo una herida abierta para muchos valencianos. Los pequeños que siguen teniendo problemas para dormir cada vez que llueve, los que siguen sufriendo de pánico, todos ellos están recordando la tragedia del 29 de octubre. La consecuencia de aquella riada sigue siendo una herida que no ha sanado.
Y en medio de todo esto, hay una falta de sinceridad y de responsabilidad política. Un año después, todavía no sabemos qué pasó exactamente, pero sí sabemos que el gobierno se mostró ineficiente y desorganizado. Es hora de pedirle cuentas y hacer justicia a las víctimas de aquella tragedia.
La tormenta que azotó la ciudad dejó un rastro de muerte y destrucción. Fue un día en el que el gobierno parecía perdido, sin saber qué hacer, sin pedir ayuda ni mandar alertas. La pregunta persiste: ¿dónde estaba Mazón aquellas horas críticas? Lo que sí sabemos es que se ha movido con frivolidad y falta de sinceridad al respecto.
La responsabilidad política de Mazón por la inacción del gobierno ese día no puede ser ignorada. No hay que esperar a que alguien se haga cargo de sus acciones para pedirle cuentas. Si un político no está dispuesto a rendir cuentas, debería irse. La mentira y el silencio no son aceptables en el poder.
Este recuerdo sigue siendo una herida abierta para muchos valencianos. Los pequeños que siguen teniendo problemas para dormir cada vez que llueve, los que siguen sufriendo de pánico, todos ellos están recordando la tragedia del 29 de octubre. La consecuencia de aquella riada sigue siendo una herida que no ha sanado.
Y en medio de todo esto, hay una falta de sinceridad y de responsabilidad política. Un año después, todavía no sabemos qué pasó exactamente, pero sí sabemos que el gobierno se mostró ineficiente y desorganizado. Es hora de pedirle cuentas y hacer justicia a las víctimas de aquella tragedia.