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El contrabando de teléfonos móviles inteligentes en Marruecos se está convirtiendo cada vez más en una realidad imposible de ignorar. Según un reciente informe de Eurosec, miles de dispositivos usados o reacondicionados salen anualmente de puertos europeos rumbo a África sin cumplir los procedimientos oficiales.
El problema se ha exacerbado con la entrada masiva de productos no regulados en el mercado local, lo que ha provocado un desequilibrio en el mercado. Los importadores y distribuidores legales sufren directamente por culpa del aumento de la competencia desleal que generan estos aparatos.
En este contexto, se estima que el número de teléfonos de contrabando que ingresan a Marruecos alcanza las 500.000 unidades anuales, lo que supone pérdidas fiscales cercanas a los dos mil millones de dírhams.
Estos dispositivos se comercializan a precios reducidos sin garantías de seguridad ni calidad, lo que genera riesgos de ciberseguridad y afecta directamente la recaudación fiscal.
Los teléfonos usados dominan el contrabando en Marruecos, con alrededor del 75% de los dispositivos ilegales que ingresan al país. La mayoría son equipos obsoletos o en mal estado que terminan desechados tras un breve uso.
Este flujo constante de dispositivos de segunda mano no solo afecta a las empresas tecnológicas locales sino que también distorsiona los precios y dificulta la recaudación fiscal, agravando la informalidad del sector.
El problema se ha exacerbado con la entrada masiva de productos no regulados en el mercado local, lo que ha provocado un desequilibrio en el mercado. Los importadores y distribuidores legales sufren directamente por culpa del aumento de la competencia desleal que generan estos aparatos.
En este contexto, se estima que el número de teléfonos de contrabando que ingresan a Marruecos alcanza las 500.000 unidades anuales, lo que supone pérdidas fiscales cercanas a los dos mil millones de dírhams.
Estos dispositivos se comercializan a precios reducidos sin garantías de seguridad ni calidad, lo que genera riesgos de ciberseguridad y afecta directamente la recaudación fiscal.
Los teléfonos usados dominan el contrabando en Marruecos, con alrededor del 75% de los dispositivos ilegales que ingresan al país. La mayoría son equipos obsoletos o en mal estado que terminan desechados tras un breve uso.
Este flujo constante de dispositivos de segunda mano no solo afecta a las empresas tecnológicas locales sino que también distorsiona los precios y dificulta la recaudación fiscal, agravando la informalidad del sector.