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El futuro es hoy en Signal, la app de mensajería que se adelanta a los retos tecnológicos. La compañía ha anunciado un avance significativo en su cifrado cuántico, que incluye una tercera capa dentro del protocolo de extremo a extremo para resistir posibles ataques de futuras computadoras cuánticas.
El nuevo sistema, denominado Sparse Post-Quantum Ratchet (SPQR), combina criptografía clásica y poscuántica para crear un "triple trinquete". Esto significa que, incluso si una máquina cuántica fuese capaz de romper parte de los mecanismos actuales, la conversación seguiría protegida por capas adicionales diseñadas para resistir ese escenario.
La SPQR es resultado de un esfuerzo conjunto con estándares de nueva generación como ML-KEM 768, un esquema de intercambio de claves revisado y estandarizado por el NIST. El objetivo es cerrar la puerta a la táctica de "almacenar ahora, descifrar después", que permitiría a los atacantes guardar mensajes cifrados a la espera de contar con capacidad cuántica suficiente para abrirlos en el futuro.
El desarrollo de SPQR se basa en técnicas de verificación matemática en el ciclo de ingeniería, lo que reduce la posibilidad de errores sutiles. Además, como proyecto de código abierto, la comunidad puede auditar y mejorar continuamente la implementación.
Para el usuario, este avance no significará cambios significativos en la experiencia diaria, ya que se aplicará de forma escalonada hasta estar disponible para todas las cuentas. El usuario seguirá chateando como siempre, con la tranquilidad de que el blindaje interno es más sólido.
La decisión de Signal de implementar SPQR acelera la adopción práctica de estas técnicas y presiona a otras plataformas a dar el salto. Además, su evolución tiende a irradiar hacia el resto del ecosistema, lo que significa que otros servicios de mensajería también podrán beneficiarse de esta innovación.
La publicación del código y la documentación técnica añade una capa de confianza adicional, ya que cualquier persona puede examinar cómo se integran estas técnicas y proponer mejoras o detectar posibles problemas antes de que escalen. En el corto plazo, veremos una convivencia entre criptografía clásica y poscuántica; en medio, estos diseños híbridos serán la norma en herramientas que valoran la privacidad. Y cuando la computación cuántica dé el salto, las conversaciones ya estarán preparadas para enfrentar los retos del futuro.
El nuevo sistema, denominado Sparse Post-Quantum Ratchet (SPQR), combina criptografía clásica y poscuántica para crear un "triple trinquete". Esto significa que, incluso si una máquina cuántica fuese capaz de romper parte de los mecanismos actuales, la conversación seguiría protegida por capas adicionales diseñadas para resistir ese escenario.
La SPQR es resultado de un esfuerzo conjunto con estándares de nueva generación como ML-KEM 768, un esquema de intercambio de claves revisado y estandarizado por el NIST. El objetivo es cerrar la puerta a la táctica de "almacenar ahora, descifrar después", que permitiría a los atacantes guardar mensajes cifrados a la espera de contar con capacidad cuántica suficiente para abrirlos en el futuro.
El desarrollo de SPQR se basa en técnicas de verificación matemática en el ciclo de ingeniería, lo que reduce la posibilidad de errores sutiles. Además, como proyecto de código abierto, la comunidad puede auditar y mejorar continuamente la implementación.
Para el usuario, este avance no significará cambios significativos en la experiencia diaria, ya que se aplicará de forma escalonada hasta estar disponible para todas las cuentas. El usuario seguirá chateando como siempre, con la tranquilidad de que el blindaje interno es más sólido.
La decisión de Signal de implementar SPQR acelera la adopción práctica de estas técnicas y presiona a otras plataformas a dar el salto. Además, su evolución tiende a irradiar hacia el resto del ecosistema, lo que significa que otros servicios de mensajería también podrán beneficiarse de esta innovación.
La publicación del código y la documentación técnica añade una capa de confianza adicional, ya que cualquier persona puede examinar cómo se integran estas técnicas y proponer mejoras o detectar posibles problemas antes de que escalen. En el corto plazo, veremos una convivencia entre criptografía clásica y poscuántica; en medio, estos diseños híbridos serán la norma en herramientas que valoran la privacidad. Y cuando la computación cuántica dé el salto, las conversaciones ya estarán preparadas para enfrentar los retos del futuro.