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La Unión Europea podría finalmente poner fin al cambio de hora estacional, según ha confirmado el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Este cambio, que se produce dos veces al año, ya no tiene sentido y puede tener un impacto negativo en la salud.
En septiembre, la Universidad de Stanford (Estados Unidos) presentó un estudio que comparaba tres sistemas horarios: invierno, verano y cambio de hora semestral. Los resultados mostraron que el cambio de hora dos veces al año es la opción menos beneficiosa para la salud humana. "El control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz", explicó la Sociedad Española de Sueño (SES).
Este reloj tarda varios días en reajustarse, lo que provoca cambios negativos en el organismo. "Provoca que no sea infrecuente que durante los primeros días después del cambio de hora algunas personas refieran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio", valoró la SES.
Además, un estudio internacional presentado por la Universidad de Granada encontró que los seres humanos tienen la capacidad suficiente para adaptarse a los cambios de estación a través de nuestro reloj biológico. "La alteración del sistema circadiano es lo que ocurre cuando se cambia la hora", explicó Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada.
La Sociedad Española de Sueño ha refrendado esta decisión y ha aconsejado que este fin de semana sea el último cambio de horario basado en evidencia científica. El SES insiste en que aunque el cambio solo sea de una hora, "altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno".
Los expertos consideran que este cambio podría tener un impacto positivo en la salud, especialmente para grupos sensibles como los niños o los ancianos. El horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable, lo que contribuye a mejorar el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión.
El estudio de la Universidad de Stanford encontró que una persona expuesta a luz natural por la mañana acelera su ritmo circadiano, mientras que si se expone a luz por la noche ralentiza este ritmo. Sin embargo, los investigadores advirtieron que hay que tener en cuenta el clima y las preferencias individuales.
En España, varios estudios de la Universidad de Murcia apoyan la idea de quedarse en el horario de invierno ya que "permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar".
En septiembre, la Universidad de Stanford (Estados Unidos) presentó un estudio que comparaba tres sistemas horarios: invierno, verano y cambio de hora semestral. Los resultados mostraron que el cambio de hora dos veces al año es la opción menos beneficiosa para la salud humana. "El control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz", explicó la Sociedad Española de Sueño (SES).
Este reloj tarda varios días en reajustarse, lo que provoca cambios negativos en el organismo. "Provoca que no sea infrecuente que durante los primeros días después del cambio de hora algunas personas refieran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio", valoró la SES.
Además, un estudio internacional presentado por la Universidad de Granada encontró que los seres humanos tienen la capacidad suficiente para adaptarse a los cambios de estación a través de nuestro reloj biológico. "La alteración del sistema circadiano es lo que ocurre cuando se cambia la hora", explicó Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada.
La Sociedad Española de Sueño ha refrendado esta decisión y ha aconsejado que este fin de semana sea el último cambio de horario basado en evidencia científica. El SES insiste en que aunque el cambio solo sea de una hora, "altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno".
Los expertos consideran que este cambio podría tener un impacto positivo en la salud, especialmente para grupos sensibles como los niños o los ancianos. El horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable, lo que contribuye a mejorar el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión.
El estudio de la Universidad de Stanford encontró que una persona expuesta a luz natural por la mañana acelera su ritmo circadiano, mientras que si se expone a luz por la noche ralentiza este ritmo. Sin embargo, los investigadores advirtieron que hay que tener en cuenta el clima y las preferencias individuales.
En España, varios estudios de la Universidad de Murcia apoyan la idea de quedarse en el horario de invierno ya que "permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar".