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Santi Vila, el exconseller que 'saltó del barco' tras el 1-O, se considera ya reparado de las acusaciones de traidor. En sus ojos, la política es una carrera en la que hay que saber tomar decisiones difíciles y a veces, no tener miedo de equivocarse.
El exconseller salió de la política precisamente porque no estaba dispuesto a declarar la independencia de Cataluña. Este domingo hace ocho años que tomaba la decisión de irse no solo del Govern, sino que ese adiós supuso el punto y final a 18 años en política.
El independentismo le colgó rápidamente al político el cartel de 'traidor' porque se bajó del barco mientras el resto del Govern se fue de Cataluña o acabó en la cárcel, pero él se considera ya reparado de esas acusaciones. "A partir de 2019, compañeros de Junts y empresarios que me habían considerado un 'botifler' me llamaron para decirme que fueron injustos y despiadados", relata.
Menos conocido es que antes de enrolarse en las filas de Convergència -y luego PDECat-, Vila militó en ERC durante ocho años, aunque sin llegar a ostentar ningún cargo público. "Hay una fatalidad histórica. Dejé ERC cuando se declaró un partido nítidamente independentista y eso me ha acompañado toda la vida", ironiza.
Aunque reconoce que es más de Salvador Illa -con quien tiene una relación "cordial"- que de Pedro Sánchez, al que le "cuesta entender" y considera que debería plantearse "qué sentido tiene resistir" justo ahora que Junts está a las puertas de decidir si rompe con él. Eso sí, tiene claro que él se convirtió en conseller gracias a la confianza que depositó en él Artur Mas, por lo que afrontaría un difícil dilema si el expresidente diera el paso de optar a la alcaldía de Barcelona.
"Seguramente para el PSC soy demasiado sospechoso hacia la derecha y para Junts demasiado socialdemócrata", resume para reafirmarse como un verso suelto. En eso se ampara para defender "pactar con todo el mundo" siempre y cuando se respete la ley, también, asegura pensando en el papel de "bisagra" que cree que tiene que jugar Junts, con Aliança Catalana.
La política es una carrera en la que hay que saber tomar decisiones difíciles y a veces, no tener miedo de equivocarse. Santi Vila se considera ya reparado de las acusaciones de traidor y sigue siendo un hombre frontera.
El exconseller salió de la política precisamente porque no estaba dispuesto a declarar la independencia de Cataluña. Este domingo hace ocho años que tomaba la decisión de irse no solo del Govern, sino que ese adiós supuso el punto y final a 18 años en política.
El independentismo le colgó rápidamente al político el cartel de 'traidor' porque se bajó del barco mientras el resto del Govern se fue de Cataluña o acabó en la cárcel, pero él se considera ya reparado de esas acusaciones. "A partir de 2019, compañeros de Junts y empresarios que me habían considerado un 'botifler' me llamaron para decirme que fueron injustos y despiadados", relata.
Menos conocido es que antes de enrolarse en las filas de Convergència -y luego PDECat-, Vila militó en ERC durante ocho años, aunque sin llegar a ostentar ningún cargo público. "Hay una fatalidad histórica. Dejé ERC cuando se declaró un partido nítidamente independentista y eso me ha acompañado toda la vida", ironiza.
Aunque reconoce que es más de Salvador Illa -con quien tiene una relación "cordial"- que de Pedro Sánchez, al que le "cuesta entender" y considera que debería plantearse "qué sentido tiene resistir" justo ahora que Junts está a las puertas de decidir si rompe con él. Eso sí, tiene claro que él se convirtió en conseller gracias a la confianza que depositó en él Artur Mas, por lo que afrontaría un difícil dilema si el expresidente diera el paso de optar a la alcaldía de Barcelona.
"Seguramente para el PSC soy demasiado sospechoso hacia la derecha y para Junts demasiado socialdemócrata", resume para reafirmarse como un verso suelto. En eso se ampara para defender "pactar con todo el mundo" siempre y cuando se respete la ley, también, asegura pensando en el papel de "bisagra" que cree que tiene que jugar Junts, con Aliança Catalana.
La política es una carrera en la que hay que saber tomar decisiones difíciles y a veces, no tener miedo de equivocarse. Santi Vila se considera ya reparado de las acusaciones de traidor y sigue siendo un hombre frontera.