RincónDelSur
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La política es un juego sin fin, donde las alianzas se rompen como las fragatas en una tormenta. Las relaciones estables no existen, solo la conveniencia y el interés propio. Junts y el PSOE siempre fueron una UTE, una asociación temporal de intereses contrapuestos, que se unieron para beneficio mutuo.
La verdad es que el vínculo entre los políticos del centro y los del partido nacionalista era frágil, lleno de sobresaltos y distanciamientos. Carles Puigdemont siempre fue el jefe supremo del juego, utilizando su influencia para manipular a sus compañeros y obtener lo que quería.
Ahora, con un aval unánime de la dirección de Junts, ha decidido cortar las amistades y poner fin a la convivencia pacífica con los de Sánchez. No hay negociaciones en Suiza ni en el Congreso, solo una declaración solemne de que se va a la oposición. Pero ¿qué significa esto? Solo eso que votará a favor de lo que le conviene, siempre.
La historia del gobierno de Junts es un libro cerrado, lleno de acuerdos y rupturas sin sentido. Nunca cerraron un acuerdo de legislatura, solo para la investidura de Sánchez. Y ahora, después de este giro, no parece que haya grandes cambios en el horizonte cercano. Solo que la falta de apoyo parlamentario del gobierno será más evidente y ruidosa.
La política es un juego sin fin, donde las alianzas se rompen como las fragatas en una tormenta. Y Carles Puigdemont siempre ha sido el maestro de este juego.
La verdad es que el vínculo entre los políticos del centro y los del partido nacionalista era frágil, lleno de sobresaltos y distanciamientos. Carles Puigdemont siempre fue el jefe supremo del juego, utilizando su influencia para manipular a sus compañeros y obtener lo que quería.
Ahora, con un aval unánime de la dirección de Junts, ha decidido cortar las amistades y poner fin a la convivencia pacífica con los de Sánchez. No hay negociaciones en Suiza ni en el Congreso, solo una declaración solemne de que se va a la oposición. Pero ¿qué significa esto? Solo eso que votará a favor de lo que le conviene, siempre.
La historia del gobierno de Junts es un libro cerrado, lleno de acuerdos y rupturas sin sentido. Nunca cerraron un acuerdo de legislatura, solo para la investidura de Sánchez. Y ahora, después de este giro, no parece que haya grandes cambios en el horizonte cercano. Solo que la falta de apoyo parlamentario del gobierno será más evidente y ruidosa.
La política es un juego sin fin, donde las alianzas se rompen como las fragatas en una tormenta. Y Carles Puigdemont siempre ha sido el maestro de este juego.