ForistaDelDía
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La tensión en el Inalpi Arena era palpable mientras Gianni Morandi dejaba de tocar y el público comenzaba a entender que había llegado el momento para escuchar el sonido de la bola contra la raqueta. Bravissimo se escuchó desde las gradas mientras Jannik Sinner se marchaba con la grita de "Forza Jannik", cambiando el rostro del pabellón y centrándose en lo que tocaba.
La nación italiana había preparado un espectáculo, con luces LED que habían transformado el recinto en una discoteca durante toda la semana, destacando los colores verde, blanco y rojo. Las 13.000 almas se pusieron en pie y gritaron "Fratelli d'Italia", un grito motivador para Sinner, aunque ya era familiar desde que le enfocaba la señal de televisión.
Sin embargo, cuando Carlos Alcaraz se presentó en escena, el apoyo fue mínimo, pero el respeto absoluto fue total. Ni una sola mala palabra o abucheo, solo un murmullo de "A ver si hay tres o cuatro que van conmigo". El joven murciano había hablado de esto el día anterior, y ahora era más bien un coro en susurro.
El juego llegó a su fin y todo estaba listo para el Rock and Roll. Alcaraz tuvo que esperar y botar la pelota de más para que Sinner remitiera los "Forza Jannik". Con cada punto del italiano, se escuchaba un superávit acústico en el Inalpi Arena, donde no había espacio para humos. "Oh", se escuchó cuando Alcaraz metió un puntazo marca de la casa, evidenciando tanto respeto como rivalidad en ese partido clásico tenístico.
La nación italiana había preparado un espectáculo, con luces LED que habían transformado el recinto en una discoteca durante toda la semana, destacando los colores verde, blanco y rojo. Las 13.000 almas se pusieron en pie y gritaron "Fratelli d'Italia", un grito motivador para Sinner, aunque ya era familiar desde que le enfocaba la señal de televisión.
Sin embargo, cuando Carlos Alcaraz se presentó en escena, el apoyo fue mínimo, pero el respeto absoluto fue total. Ni una sola mala palabra o abucheo, solo un murmullo de "A ver si hay tres o cuatro que van conmigo". El joven murciano había hablado de esto el día anterior, y ahora era más bien un coro en susurro.
El juego llegó a su fin y todo estaba listo para el Rock and Roll. Alcaraz tuvo que esperar y botar la pelota de más para que Sinner remitiera los "Forza Jannik". Con cada punto del italiano, se escuchaba un superávit acústico en el Inalpi Arena, donde no había espacio para humos. "Oh", se escuchó cuando Alcaraz metió un puntazo marca de la casa, evidenciando tanto respeto como rivalidad en ese partido clásico tenístico.