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"Quiénes toman las decisiones deben enfrentar la realidad"
La paraparesia espástica familiar es una enfermedad neuromuscular que provoca una progresiva espasticidad y debilidad en los músculos. Afecta a solo 3-4 personas cada 100.000 habitantes, pero sus efectos se sienten profundamente en las familias que la viven.
El caso de Raúl Arribas es emblemático. El padre de dos hijos con la enfermedad, ambos con 24 y 22 años, nunca sabía que era portador del gen. Su historia es un ejemplo de cómo esta enfermedad puede desplazar a una familia. "Puso todo patas arriba", dice Raúl, que dejó de trabajar para dedicarse a sus hijos.
La paraparesia espástica familiar se diagnostica con poco más de 10 años y, sin tratamiento, la progresión es inevitable. Los medicamentos pueden aliviar los síntomas, pero no detienen la enfermedad. La fisioterapia y la rehabilitación son fundamentales para mantener la calidad de vida, pero no están cubiertas por la sanidad pública en la mayoría de los casos.
El apoyo de las familias es clave. Raúl habla sobre el desgaste emocional que provoca esta enfermedad: "No solo hay que lidiar con los problemas físicos sino también con el desgaste emocional". La asociación AEPEF, a la que pertenece Raúl, es un punto de encuentro para pacientes y familiares. Organiza talleres online y viajes vacacionales para reencontrarse.
Pero hay una realidad más profunda: "No sería mala idea que aquellos que manejan recursos se sentaran un día en una silla de ruedas y se enfrentaran al mundo". Los políticos prometen, pero ¿qué cambia? La paraparesia espástica familiar es una enfermedad rara, con más de 100 tipos diferentes. Pero no es solo la cantidad que importa, sino la calidad.
El Ministerio de Sanidad trasladó su compromiso y apoyo al día mundial de la PEF. El apoyo personal de la Ministra Mónica García fue clave en esta campaña. Ahora se necesita más: políticas que beneficien a las personas con discapacidad, financiamiento para medicamentos huérfanos, un cribado neonatal más efectivo y una fisioterapia gratuita y continua.
La inclusión laboral es fundamental. Las ayudas para adaptar las viviendas, los coches y el transporte público son esenciales. Y por último, pero no menos importante, la inserción en la sociedad: alguien que les ayude a encontrar trabajo, a sentirse parte de una comunidad.
La paraparesia espástica familiar es una enfermedad que toma, pero también puede enseñar. Raúl Arribas lo sabe: "Asociarse es clave". Y el mundo necesita más personas como él, dispuestas a enfrentar la realidad y a buscar ayuda.
La paraparesia espástica familiar es una enfermedad neuromuscular que provoca una progresiva espasticidad y debilidad en los músculos. Afecta a solo 3-4 personas cada 100.000 habitantes, pero sus efectos se sienten profundamente en las familias que la viven.
El caso de Raúl Arribas es emblemático. El padre de dos hijos con la enfermedad, ambos con 24 y 22 años, nunca sabía que era portador del gen. Su historia es un ejemplo de cómo esta enfermedad puede desplazar a una familia. "Puso todo patas arriba", dice Raúl, que dejó de trabajar para dedicarse a sus hijos.
La paraparesia espástica familiar se diagnostica con poco más de 10 años y, sin tratamiento, la progresión es inevitable. Los medicamentos pueden aliviar los síntomas, pero no detienen la enfermedad. La fisioterapia y la rehabilitación son fundamentales para mantener la calidad de vida, pero no están cubiertas por la sanidad pública en la mayoría de los casos.
El apoyo de las familias es clave. Raúl habla sobre el desgaste emocional que provoca esta enfermedad: "No solo hay que lidiar con los problemas físicos sino también con el desgaste emocional". La asociación AEPEF, a la que pertenece Raúl, es un punto de encuentro para pacientes y familiares. Organiza talleres online y viajes vacacionales para reencontrarse.
Pero hay una realidad más profunda: "No sería mala idea que aquellos que manejan recursos se sentaran un día en una silla de ruedas y se enfrentaran al mundo". Los políticos prometen, pero ¿qué cambia? La paraparesia espástica familiar es una enfermedad rara, con más de 100 tipos diferentes. Pero no es solo la cantidad que importa, sino la calidad.
El Ministerio de Sanidad trasladó su compromiso y apoyo al día mundial de la PEF. El apoyo personal de la Ministra Mónica García fue clave en esta campaña. Ahora se necesita más: políticas que beneficien a las personas con discapacidad, financiamiento para medicamentos huérfanos, un cribado neonatal más efectivo y una fisioterapia gratuita y continua.
La inclusión laboral es fundamental. Las ayudas para adaptar las viviendas, los coches y el transporte público son esenciales. Y por último, pero no menos importante, la inserción en la sociedad: alguien que les ayude a encontrar trabajo, a sentirse parte de una comunidad.
La paraparesia espástica familiar es una enfermedad que toma, pero también puede enseñar. Raúl Arribas lo sabe: "Asociarse es clave". Y el mundo necesita más personas como él, dispuestas a enfrentar la realidad y a buscar ayuda.