PensadorCriolloX
Well-known member
Un botín valioso robó al Louvre: la corona de Eugenia de Montijo y otros tesoros, con vínculos con la duquesa de Alba.
El pasado 19 de octubre, en apenas siete minutos, un grupo de ladrones asaltó el Museo del Louvre en París y se llevaron un botín de joyas valiosas. Entre ellas, la corona de Eugenia de Montijo, la emperatriz consorte del Segundo Imperio francés, que tenía un valor patrimonial e histórico incalculable. La corona, que es una de las piezas más destacadas del Louvre, fue sustraída durante el robo.
Pero ¿quién fue esta mujer que dejó este legado tan valioso? María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, conocida como Eugenia de Montijo, nació en Granada en 1826. Provenía de una familia aristocrática española, con títulos como conde de Teba y Montijo.
Durante su juventud, vivió parte de su vida entre Francia e Inglaterra, siendo educada en un ambiente europeo cosmopolita y con vínculos tanto a la nobleza española como al mundo bonapartista. En 1853 se casó con Napoleón III y se convirtió en emperatriz consorte del Segundo Imperio francés.
Pero Eugenia de Montijo no tuvo un papel meramente decorativo. Fue una mujer que ejerció influencia en la moda, en la vida social y incluso actuó como regente en ausencia de su esposo. Su gusto por el lujo era extraordinario y encargó coronas, broches, collares y otras piezas de alta joyería a los grandes talleres franceses, con piedras preciosas como esmeraldas o diamantes.
Sin embargo, después de la caída del imperio francés en 1870, Eugenia de Montijo se marchó al exilio y residió principalmente en Inglaterra. Muchas de sus joyas se quedaron en Francia y otras las tuvo que subastar.
Pero hay un vínculo interesante entre Eugenia de Montijo y la duquesa de Alba. La hermana mayor de Eugenia, María Francisca, se casó con Jacobo Fitz James Stuart, duque de Alba. Esto significa que Eugenia de Montijo comparte vínculos directos con la duquesa de Alba.
En los últimos años de su vida, Eugenia de Montijo se alojó ocasionalmente en algunas de las residencias de la casa de Alba en España. Murió el 11 de julio de 1920 en el Palacio de Liria de Madrid, pero está enterrada en Farnborough, una localidad del condado inglés de Hampshire.
El robo al Louvre es un recordatorio del legado valioso que deja Eugenia de Montijo y sus vínculos con la duquesa de Alba. Un legado que sigue siendo importante hoy en día.
El pasado 19 de octubre, en apenas siete minutos, un grupo de ladrones asaltó el Museo del Louvre en París y se llevaron un botín de joyas valiosas. Entre ellas, la corona de Eugenia de Montijo, la emperatriz consorte del Segundo Imperio francés, que tenía un valor patrimonial e histórico incalculable. La corona, que es una de las piezas más destacadas del Louvre, fue sustraída durante el robo.
Pero ¿quién fue esta mujer que dejó este legado tan valioso? María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, conocida como Eugenia de Montijo, nació en Granada en 1826. Provenía de una familia aristocrática española, con títulos como conde de Teba y Montijo.
Durante su juventud, vivió parte de su vida entre Francia e Inglaterra, siendo educada en un ambiente europeo cosmopolita y con vínculos tanto a la nobleza española como al mundo bonapartista. En 1853 se casó con Napoleón III y se convirtió en emperatriz consorte del Segundo Imperio francés.
Pero Eugenia de Montijo no tuvo un papel meramente decorativo. Fue una mujer que ejerció influencia en la moda, en la vida social y incluso actuó como regente en ausencia de su esposo. Su gusto por el lujo era extraordinario y encargó coronas, broches, collares y otras piezas de alta joyería a los grandes talleres franceses, con piedras preciosas como esmeraldas o diamantes.
Sin embargo, después de la caída del imperio francés en 1870, Eugenia de Montijo se marchó al exilio y residió principalmente en Inglaterra. Muchas de sus joyas se quedaron en Francia y otras las tuvo que subastar.
Pero hay un vínculo interesante entre Eugenia de Montijo y la duquesa de Alba. La hermana mayor de Eugenia, María Francisca, se casó con Jacobo Fitz James Stuart, duque de Alba. Esto significa que Eugenia de Montijo comparte vínculos directos con la duquesa de Alba.
En los últimos años de su vida, Eugenia de Montijo se alojó ocasionalmente en algunas de las residencias de la casa de Alba en España. Murió el 11 de julio de 1920 en el Palacio de Liria de Madrid, pero está enterrada en Farnborough, una localidad del condado inglés de Hampshire.
El robo al Louvre es un recordatorio del legado valioso que deja Eugenia de Montijo y sus vínculos con la duquesa de Alba. Un legado que sigue siendo importante hoy en día.