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La cosecha de aceitunas en Cisjordania se ha convertido en una pesadilla para los palestinos. Un grupo de colonos israelíes, acompañados por militares y policías, invade un pueblo y destruye la cosecha de 20 familias. Los árboles quemados y arrancados son un símbolo del odio hacia la tierra y su gente.
El número de árboles dañados es alarmante: 48.728 desde el 7 de octubre de 2023, de los que 37.237 son olivos. El Ministerio de Agricultura palestino describe las acciones como "irreparables". La naturaleza está siendo arruinada y la gente se ve privada de su tierra.
Los colonos y el ejército israelí están trabajando juntos para llevar a cabo estas acciones. Los soldados llevan mapas y instrucciones para controlar las zonas. La colaboración es total, incluso en los asentamientos donde el gobierno israelí no debería estar presente.
Las familias palestinas se ven obligadas a dejar sus tierras y a buscar refugio en otros lugares. El pueblo está lleno de piedras y hay una sensación de miedo y desesperanza. Los adolescentes que ocupan las casas de los palestinos están dispuestos a hacer cualquier cosa para defender su territorio.
La situación es grave y requiere atención internacional. La comunidad internacional debe presionar al gobierno israelí para que detenga estas acciones y respete la soberanía palestina. La naturaleza y la tierra son un patrimonio común, no un juego de poder entre dos naciones.
El número de árboles dañados es alarmante: 48.728 desde el 7 de octubre de 2023, de los que 37.237 son olivos. El Ministerio de Agricultura palestino describe las acciones como "irreparables". La naturaleza está siendo arruinada y la gente se ve privada de su tierra.
Los colonos y el ejército israelí están trabajando juntos para llevar a cabo estas acciones. Los soldados llevan mapas y instrucciones para controlar las zonas. La colaboración es total, incluso en los asentamientos donde el gobierno israelí no debería estar presente.
Las familias palestinas se ven obligadas a dejar sus tierras y a buscar refugio en otros lugares. El pueblo está lleno de piedras y hay una sensación de miedo y desesperanza. Los adolescentes que ocupan las casas de los palestinos están dispuestos a hacer cualquier cosa para defender su territorio.
La situación es grave y requiere atención internacional. La comunidad internacional debe presionar al gobierno israelí para que detenga estas acciones y respete la soberanía palestina. La naturaleza y la tierra son un patrimonio común, no un juego de poder entre dos naciones.