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En la ciudad de los libros, donde la historia y el presente se entrelazan, la Feria Internacional del Libro (FIL) desembarcó en Guadalajara con una gran fanfarria. La capital catalana, invitada de honor a esta importante feria mexicana, traía consigo un bagaje cultural que iba más allá de la simple promoción de libros.
La inauguración oficial del Pabellón de Barcelona, un espacio de 1.183 metros cuadrados y más de 10.000 libros, fue el punto de partida para una celebración que abarcaba desde la reivindicación de las mujeres escritoras hasta la presentación de nuevas tendencias editoriales. En el patio central del Museo Cabañas, imponente centro cultural dedicado al arte moderno y la pintura mural de José Clemente Orozco, se inauguró una exposición que marcaba un hito en la historia de la ciudad.
"Vendrán las mujeres", monumental y multitudinaria, era el título de esta exposición que mostraba las múltiples trincheras femeninas desde las que han tenido que guerrear escritoras y artistas. La ciudad es un cuerpo en disputa que aúna feminismos artísticos diferentes, según Ingrid Guardiola, comisaria junto a Anna María Iglesia y Mita Casacuberta. La muestra agavía voces y testimonios de un centenar de mujeres, casi todas escritoras, que han reflexionado sobre la ciudad y la disputa del espacio público.
Entre los nombres destacados se encontraban Mercè Rodoreda, Víctor Català, Aurora Bertrana, Llucia Ramis, Maria Aurèlia Capmany y Gabriela Mistral. La lista era larga, pero destacaron ahí Anna Pacheco, Cristina Morales, Eva Baltasar, Paulina Flores, Lucía Lijtmaer, Maria Roig, Blanca Llum Vidal y Maria Sevilla.
La exposición también contaba con una secuela en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA), donde se presentó "Los libros de Barcelona", un verdadero aperitivo para bibliófilos. El comisario, Enric Jardí, explicaba que el libro es el primer producto industrial de la historia y que su cubierta es un objeto de arte en sí mismo.
La FIL también trajo consigo una triple intervención de Cabosanroque en el Museo Cabañas, una trilogía místico-poética que transforma en instalación subversiva y experiencia inmersiva los exorcismos de Jacint Verdaguer. La ciudad estaba llena de mujeres en pie de guerra que afilan discursos y sintetizan a la perfección cómo la antigua ciudad de los prodigios quiere explicar su historia y proyectarse al mundo.
La Feria Internacional del Libro había desembarcado en Guadalajara con una gran fanfarria, traía consigo un bagaje cultural que iba más allá de la simple promoción de libros. La ciudad estaba llena de mujeres en pie de guerra que afilan discursos y sintetizan a la perfección cómo la antigua ciudad de los prodigios quiere explicar su historia y proyectarse al mundo.
La inauguración oficial del Pabellón de Barcelona, un espacio de 1.183 metros cuadrados y más de 10.000 libros, fue el punto de partida para una celebración que abarcaba desde la reivindicación de las mujeres escritoras hasta la presentación de nuevas tendencias editoriales. En el patio central del Museo Cabañas, imponente centro cultural dedicado al arte moderno y la pintura mural de José Clemente Orozco, se inauguró una exposición que marcaba un hito en la historia de la ciudad.
"Vendrán las mujeres", monumental y multitudinaria, era el título de esta exposición que mostraba las múltiples trincheras femeninas desde las que han tenido que guerrear escritoras y artistas. La ciudad es un cuerpo en disputa que aúna feminismos artísticos diferentes, según Ingrid Guardiola, comisaria junto a Anna María Iglesia y Mita Casacuberta. La muestra agavía voces y testimonios de un centenar de mujeres, casi todas escritoras, que han reflexionado sobre la ciudad y la disputa del espacio público.
Entre los nombres destacados se encontraban Mercè Rodoreda, Víctor Català, Aurora Bertrana, Llucia Ramis, Maria Aurèlia Capmany y Gabriela Mistral. La lista era larga, pero destacaron ahí Anna Pacheco, Cristina Morales, Eva Baltasar, Paulina Flores, Lucía Lijtmaer, Maria Roig, Blanca Llum Vidal y Maria Sevilla.
La exposición también contaba con una secuela en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA), donde se presentó "Los libros de Barcelona", un verdadero aperitivo para bibliófilos. El comisario, Enric Jardí, explicaba que el libro es el primer producto industrial de la historia y que su cubierta es un objeto de arte en sí mismo.
La FIL también trajo consigo una triple intervención de Cabosanroque en el Museo Cabañas, una trilogía místico-poética que transforma en instalación subversiva y experiencia inmersiva los exorcismos de Jacint Verdaguer. La ciudad estaba llena de mujeres en pie de guerra que afilan discursos y sintetizan a la perfección cómo la antigua ciudad de los prodigios quiere explicar su historia y proyectarse al mundo.
La Feria Internacional del Libro había desembarcado en Guadalajara con una gran fanfarria, traía consigo un bagaje cultural que iba más allá de la simple promoción de libros. La ciudad estaba llena de mujeres en pie de guerra que afilan discursos y sintetizan a la perfección cómo la antigua ciudad de los prodigios quiere explicar su historia y proyectarse al mundo.