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Una leyenda del cine sueco ha dejado un vacío indiscutible en el mundo cinematográfico. Björn Andrésen, el joven Tadzio que hizo llorar al mundo con su belleza y vulnerabilidad en "Muerte en Venecia", falleció a los 70 años.
El actor sueco era un ícono de la pantalla grande, conocido por su presencia imponente y su capacidad para transmitir profundidad y complejidad en cada papel. Su interpretación del joven polaco que se convierte en objeto de obsesión del protagonista Gustav von Aschenbach lo catapultó a la fama y lo convertió en una figura icónica del cine.
Sin embargo, detrás de la pantalla, Andrésen había vivido una vida marcada por la lucha contra la depresión y el alcoholismo. Su divorcio de la poeta Susanna Roman, con quien tuvo dos hijos, fue un golpe devastador que lo llevó a sumergirse en un mundo oscuro.
Kristian Petri, su director en la película "El joven más hermoso del mundo", recordó cómo les costó convencerlo para hacer el documental sobre su vida. "Era una persona valiente", declaró, aunque reconoció que Visconti había utilizado a Andrésen como un capitalista depredador que utilizaba a adolescentes para vender películas.
La carrera cinematográfica de Andrésen se prolongó durante varias décadas, pero nunca olvidó su raíces en el mundo del teatro y la música. Fue miembro de la banda sueca Sven-Erics y también trabajó como actor en Japón, participando en varias películas y series de televisión.
Su legado continúa vivo en el cine, donde su interpretación de Tadzio sigue siendo una de las más recordadas y emocionales. Su muerte es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de cuidar nuestra salud mental y emocional.
El actor sueco era un ícono de la pantalla grande, conocido por su presencia imponente y su capacidad para transmitir profundidad y complejidad en cada papel. Su interpretación del joven polaco que se convierte en objeto de obsesión del protagonista Gustav von Aschenbach lo catapultó a la fama y lo convertió en una figura icónica del cine.
Sin embargo, detrás de la pantalla, Andrésen había vivido una vida marcada por la lucha contra la depresión y el alcoholismo. Su divorcio de la poeta Susanna Roman, con quien tuvo dos hijos, fue un golpe devastador que lo llevó a sumergirse en un mundo oscuro.
Kristian Petri, su director en la película "El joven más hermoso del mundo", recordó cómo les costó convencerlo para hacer el documental sobre su vida. "Era una persona valiente", declaró, aunque reconoció que Visconti había utilizado a Andrésen como un capitalista depredador que utilizaba a adolescentes para vender películas.
La carrera cinematográfica de Andrésen se prolongó durante varias décadas, pero nunca olvidó su raíces en el mundo del teatro y la música. Fue miembro de la banda sueca Sven-Erics y también trabajó como actor en Japón, participando en varias películas y series de televisión.
Su legado continúa vivo en el cine, donde su interpretación de Tadzio sigue siendo una de las más recordadas y emocionales. Su muerte es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de cuidar nuestra salud mental y emocional.