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La soledad masculina: ¿qué está detrás de esta "mala salud" colectiva?
En los últimos años, se ha intensificado la discusión sobre la soledad y la falta de amistades entre hombres en España. Según el Barómetro de la Soledad 2024, el 18% de los hombres españoles se sienten solos, lo que es un número alarmante. Pero ¿qué está detrás de esta "mala salud" colectiva?
Una posible explicación es que la cultura machista y sexista en la que vivimos nos impide desarrollar herramientas para afrontar el conflicto, socializar, comunicarnos y cuidar nuestra salud emocional. Según Nuria Labari, autora de "La amiga que me dejó", las relaciones normativas de amistad entre varones están centradas en la constante apariencia de la masculinidad, cumplir con los cánones marcados y mostrarse como verdaderos hombres.
Este tipo de expectativas sociales pueden llevar a los hombres a sentir que no pueden expresar sus emociones o buscar redes de apoyo. En su lugar, se enfocan en el gimnasio y el ejercicio para superar la soledad. Pero, ¿acaba siendo una solución efectiva?
Labari sostiene que las sintomatologías del cuerpo, como la vigorexia o la necesidad de pedalear en bicicleta, están relacionadas con una dificultad psicosocial. El ejercicio puede ser una forma de canalizar emociones reprimidas, pero también puede generar sobreesfuerzos y conductas lesivas hacia uno mismo.
Además, el deporte puede funcionar como un descarga de emociones reprimidas, pero ¿qué relación hay entre la violencia reprimida y la práctica de deporte como único ocio y momento social? Según Sabina Urraca, coautora de "La amistad y sus derivas", el deporte puede ser una forma de tapar emociones, pero también puede ser un camuflaje para no hablar de problemas personales.
Por otro lado, María Folguera señala que el ejercicio obliga a concentrarse en objetivos concretos, en un reparto de roles muy claro y con rituales marcados. "El deporte permite canalizar emociones reprimidas más allá del pacto social", asegura.
Finalmente, Fernando Herranz Velázquez, historiador y doctor en Estudios de Género, sostiene que la soledad masculina se vuelve una carga para los hombres porque están interiorizadas las normas de masculinidad que les dicen que deben ser fuertes y no expresar sus emociones. "El cuerpo es una 'tabula rasa' a partir de la cual se construye su expresión de género", explica.
En resumen, la soledad masculina en España es un problema complejo que requiere una solución integral. No solo se trata de enfocarse en el gimnasio o en el ejercicio, sino también de desarrollar herramientas para afrontar el conflicto y socializar. Es hora de que los hombres aborden esta "mala salud" colectiva con seriedad y compromiso, y busquen formas de fortalecer sus vínculos con otros y cuidar su salud emocional.
En los últimos años, se ha intensificado la discusión sobre la soledad y la falta de amistades entre hombres en España. Según el Barómetro de la Soledad 2024, el 18% de los hombres españoles se sienten solos, lo que es un número alarmante. Pero ¿qué está detrás de esta "mala salud" colectiva?
Una posible explicación es que la cultura machista y sexista en la que vivimos nos impide desarrollar herramientas para afrontar el conflicto, socializar, comunicarnos y cuidar nuestra salud emocional. Según Nuria Labari, autora de "La amiga que me dejó", las relaciones normativas de amistad entre varones están centradas en la constante apariencia de la masculinidad, cumplir con los cánones marcados y mostrarse como verdaderos hombres.
Este tipo de expectativas sociales pueden llevar a los hombres a sentir que no pueden expresar sus emociones o buscar redes de apoyo. En su lugar, se enfocan en el gimnasio y el ejercicio para superar la soledad. Pero, ¿acaba siendo una solución efectiva?
Labari sostiene que las sintomatologías del cuerpo, como la vigorexia o la necesidad de pedalear en bicicleta, están relacionadas con una dificultad psicosocial. El ejercicio puede ser una forma de canalizar emociones reprimidas, pero también puede generar sobreesfuerzos y conductas lesivas hacia uno mismo.
Además, el deporte puede funcionar como un descarga de emociones reprimidas, pero ¿qué relación hay entre la violencia reprimida y la práctica de deporte como único ocio y momento social? Según Sabina Urraca, coautora de "La amistad y sus derivas", el deporte puede ser una forma de tapar emociones, pero también puede ser un camuflaje para no hablar de problemas personales.
Por otro lado, María Folguera señala que el ejercicio obliga a concentrarse en objetivos concretos, en un reparto de roles muy claro y con rituales marcados. "El deporte permite canalizar emociones reprimidas más allá del pacto social", asegura.
Finalmente, Fernando Herranz Velázquez, historiador y doctor en Estudios de Género, sostiene que la soledad masculina se vuelve una carga para los hombres porque están interiorizadas las normas de masculinidad que les dicen que deben ser fuertes y no expresar sus emociones. "El cuerpo es una 'tabula rasa' a partir de la cual se construye su expresión de género", explica.
En resumen, la soledad masculina en España es un problema complejo que requiere una solución integral. No solo se trata de enfocarse en el gimnasio o en el ejercicio, sino también de desarrollar herramientas para afrontar el conflicto y socializar. Es hora de que los hombres aborden esta "mala salud" colectiva con seriedad y compromiso, y busquen formas de fortalecer sus vínculos con otros y cuidar su salud emocional.