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Málaga se despide de las calesas y sus caballos. La ciudad que una vez era famosa por sus cocheros y caballos que tiraban de carros ha decidido poner fin a una tradición que data de décadas atrás. La decisión del ayuntamiento de Málaga, que ha ofrecido un incentivo económico para que los cocheros abandonen el servicio, ha sido recibida con rechazo por parte de muchos trabajadores y asociaciones.
El fin del servicio se debe a la creciente demanda de adaptabilidad al nuevo modelo urbano. Los vecinos y visitantes de Málaga ya no desean utilizar los calesas para recorrer la ciudad, en busca de una experiencia más moderna y accesible. Sin embargo, esta decisión ha dejado sin destino claro a muchos caballos que han sido parte de la tradición coche-cabra durante años.
Con conciencia sobre el bienestar animal y al mismo tiempo con las urgencias de los intereses de toda la ciudadanía se ha puesto en marcha un proceso complejo para garantizar su futuro. Los refugios y asociaciones han tomado la iniciativa de actuar frente a esta situación inesperada, con el objetivo de evitar que estos animales terminen abandonados o en la cadena de compraventa.
Entre estas organizaciones se destaca la Asociación de Cocheros de Málaga, que ha expresado su preocupación ante las decisiones del ayuntamiento. El presidente de esta asociación, Antonio Domínguez Soto, ha agradecido el incentivo económico ofrecido por el municipio, pero ha señalado que la cantidad no es suficiente para cubrir la pérdida real causada por la cesación del servicio.
Un ejemplo claro de las acciones de solidaridad han sido las iniciativas de personas como Anne Blitz, presidenta de Burrito y Caballo Libre, una asociación francesa que se ha movilizado para evitar que algunos caballos acaben en el matadero. En apenas una semana, la asociación ha reunido 2.900 euros y compró tres caballos directamente a los cocheros.
El caso de Málaga ha puesto en marcha una red de colaboración inédita entre protectoras locales, refugios internacionales y ciudadanía. A través de las redes sociales se han multiplicado los mensajes pidiendo ayuda económica para cubrir los rescates pendientes. El espíritu que anima a estas acciones es el de proteger la vida de estos caballos que ya han trabajado toda su vida en la ciudad.
Mientras tanto, los refugios como A Better Life 4 Horses en Antequera están recibiendo a estos caballos con el objetivo de darles una nueva vida bajo el cuidado de la jinete danesa Signe Fröslee. Aunque todavía quedan dos jóvenes sin adoptar, la asociación ha logrado acoger un total de 12 caballos procedentes de Málaga.
El fin del servicio se debe a la creciente demanda de adaptabilidad al nuevo modelo urbano. Los vecinos y visitantes de Málaga ya no desean utilizar los calesas para recorrer la ciudad, en busca de una experiencia más moderna y accesible. Sin embargo, esta decisión ha dejado sin destino claro a muchos caballos que han sido parte de la tradición coche-cabra durante años.
Con conciencia sobre el bienestar animal y al mismo tiempo con las urgencias de los intereses de toda la ciudadanía se ha puesto en marcha un proceso complejo para garantizar su futuro. Los refugios y asociaciones han tomado la iniciativa de actuar frente a esta situación inesperada, con el objetivo de evitar que estos animales terminen abandonados o en la cadena de compraventa.
Entre estas organizaciones se destaca la Asociación de Cocheros de Málaga, que ha expresado su preocupación ante las decisiones del ayuntamiento. El presidente de esta asociación, Antonio Domínguez Soto, ha agradecido el incentivo económico ofrecido por el municipio, pero ha señalado que la cantidad no es suficiente para cubrir la pérdida real causada por la cesación del servicio.
Un ejemplo claro de las acciones de solidaridad han sido las iniciativas de personas como Anne Blitz, presidenta de Burrito y Caballo Libre, una asociación francesa que se ha movilizado para evitar que algunos caballos acaben en el matadero. En apenas una semana, la asociación ha reunido 2.900 euros y compró tres caballos directamente a los cocheros.
El caso de Málaga ha puesto en marcha una red de colaboración inédita entre protectoras locales, refugios internacionales y ciudadanía. A través de las redes sociales se han multiplicado los mensajes pidiendo ayuda económica para cubrir los rescates pendientes. El espíritu que anima a estas acciones es el de proteger la vida de estos caballos que ya han trabajado toda su vida en la ciudad.
Mientras tanto, los refugios como A Better Life 4 Horses en Antequera están recibiendo a estos caballos con el objetivo de darles una nueva vida bajo el cuidado de la jinete danesa Signe Fröslee. Aunque todavía quedan dos jóvenes sin adoptar, la asociación ha logrado acoger un total de 12 caballos procedentes de Málaga.