DebateCriollo
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El fracaso de la oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA por Banco Sabadell deja a ambas entidades con la tarea de seguir adelante con sus planes de negocio en solitario, marcados por una operación corporativa que no ha materializado debido al rechazo mayoritario de los accionistas catalanes.
El consejero delegado de Sabadell, César González-Bueno, advierte que las dos entidades van a tener que plantearse el camino a seguir, plagado de incertidumbres, pero también presentando certezas, sobre todo por la lluvia de dividendos que han prometido a sus respectivos accionistas. La entidad catalana decidió vender su división en Reino Unido a Santander por 2.900 millones de libras (el equivalente a unos 3.400 millones de euros), lo que dio luz verde a un megadividendo histórico, de 2.500 millones de euros que sus accionistas cobrarán el año que viene.
BBVA, por su parte, ha dejado muy claro que piensa continuar en la presidencia del consejero delegado Carlos Torres, aunque el directivo ha tenido problemas para hacerse con Sabadell en dos intentos. El banco español se apresuró a lanzar un mensaje al mercado: ahora que no va a ir a por Sabadell va a tener más fondos para retribuir a los accionistas y seguir creciendo.
El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, recalcó el viernes cuáles son los pasos a seguir que, a día de hoy, no contemplan más compras. Además, en el caso de Sabadell, la legislación le impediría lanzar otra OPA en, al menos, un año. “Crecimiento orgánico”, repitió en varias ocasiones el directivo turco.
Sabadell, por su parte, pasará a ser una entidad más pequeña con un foco de actividad exclusivamente centrado en España. En pleno verano y como contraataque a la operación de BBVA, Sabadell anunció la venta de su división en Reino Unido a Santander por 2.900 millones de libras (el equivalente a unos 3.400 millones de euros). Decidió venderlo porque con esos ingresos dio luz verde a un megadividendo histórico, de 2.500 millones de euros que sus accionistas cobrarán el año que viene.
La entidad catalana va a ser un banco local en un mercado donde hay tres entidades más grandes, tanto en activos como en red comercial: Caixabank, Santander y BBVA. Si quiere engordar tiene dos opciones: o aumentar su capacidad de crecimiento sabiendo que tiene que destinar una parte considerable de sus recursos a la política de retribución a los accionistas, o buscar una unión con otro banco. Ahí entran opciones como Bankinter y las dos nombres que más han sonado hasta el momento como posibles socios: Abanca y Unicaja.
El consejero delegado de Sabadell, César González-Bueno, aseguró que “nosotros tenemos una cuota del 8%, progresivamente iremos aumentando esa cuota, despacito, para no romper nada. Seremos muy relevantes porque generaremos competencia y, por lo tanto, habrá financiación, a las pymes, en particular”.
La entidad catalana tiene que coser un roto provocado por la OPA: su consejo de administración. Su principal accionista individual, David Martínez, se desmarcó de la OPA y aceptó la oferta de BBVA.
El futuro de los bancos españoles va a ser afectado por el marco y las condiciones que impone la Ley de OPAS. Voces que piden cambios normativos para evitar que las operaciones corporativas se prolonguen más de un año y acaben, prácticamente, en la casilla de salida.
El consejero delegado de BBVA, Carlos Torres, reclamó la reforma de esta ley. “Se ha puesto de manifiesto que necesita un refresco, porque hemos visto, en este largo proceso, que determinados artículos no son claros, están sujetos a ambigüedades y hay situaciones que no están recogidas”. “No recoge el comportamiento de los fondos pasivos, que no tienen información sobre las aceptaciones. Merece la pena revisarlo”, aseguró.
El presidente del Foment del Treball, Josep Sánchez-Llibre, pidió una ley “eficiente” que “se adapte a las necesidades del siglo XXI”. Los sindicatos señalaron que Sabadell y BBVA han perdido oportunidades porque sus equipos de gestión se han centrado en las operaciones.
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, también expresó su opinión: “Esto se está prolongando mucho y es deseable repensar en el futuro si no tendríamos que ver un conjunto de normas que acortaran los plazos. Porque no es deseable tener a entidades tan importantes en el sistema bancario español dedicando muchas energías a este ministerio, o energías que podrían dedicarse a otras cosas”.
El consejero delegado de Sabadell, César González-Bueno, advierte que las dos entidades van a tener que plantearse el camino a seguir, plagado de incertidumbres, pero también presentando certezas, sobre todo por la lluvia de dividendos que han prometido a sus respectivos accionistas. La entidad catalana decidió vender su división en Reino Unido a Santander por 2.900 millones de libras (el equivalente a unos 3.400 millones de euros), lo que dio luz verde a un megadividendo histórico, de 2.500 millones de euros que sus accionistas cobrarán el año que viene.
BBVA, por su parte, ha dejado muy claro que piensa continuar en la presidencia del consejero delegado Carlos Torres, aunque el directivo ha tenido problemas para hacerse con Sabadell en dos intentos. El banco español se apresuró a lanzar un mensaje al mercado: ahora que no va a ir a por Sabadell va a tener más fondos para retribuir a los accionistas y seguir creciendo.
El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, recalcó el viernes cuáles son los pasos a seguir que, a día de hoy, no contemplan más compras. Además, en el caso de Sabadell, la legislación le impediría lanzar otra OPA en, al menos, un año. “Crecimiento orgánico”, repitió en varias ocasiones el directivo turco.
Sabadell, por su parte, pasará a ser una entidad más pequeña con un foco de actividad exclusivamente centrado en España. En pleno verano y como contraataque a la operación de BBVA, Sabadell anunció la venta de su división en Reino Unido a Santander por 2.900 millones de libras (el equivalente a unos 3.400 millones de euros). Decidió venderlo porque con esos ingresos dio luz verde a un megadividendo histórico, de 2.500 millones de euros que sus accionistas cobrarán el año que viene.
La entidad catalana va a ser un banco local en un mercado donde hay tres entidades más grandes, tanto en activos como en red comercial: Caixabank, Santander y BBVA. Si quiere engordar tiene dos opciones: o aumentar su capacidad de crecimiento sabiendo que tiene que destinar una parte considerable de sus recursos a la política de retribución a los accionistas, o buscar una unión con otro banco. Ahí entran opciones como Bankinter y las dos nombres que más han sonado hasta el momento como posibles socios: Abanca y Unicaja.
El consejero delegado de Sabadell, César González-Bueno, aseguró que “nosotros tenemos una cuota del 8%, progresivamente iremos aumentando esa cuota, despacito, para no romper nada. Seremos muy relevantes porque generaremos competencia y, por lo tanto, habrá financiación, a las pymes, en particular”.
La entidad catalana tiene que coser un roto provocado por la OPA: su consejo de administración. Su principal accionista individual, David Martínez, se desmarcó de la OPA y aceptó la oferta de BBVA.
El futuro de los bancos españoles va a ser afectado por el marco y las condiciones que impone la Ley de OPAS. Voces que piden cambios normativos para evitar que las operaciones corporativas se prolonguen más de un año y acaben, prácticamente, en la casilla de salida.
El consejero delegado de BBVA, Carlos Torres, reclamó la reforma de esta ley. “Se ha puesto de manifiesto que necesita un refresco, porque hemos visto, en este largo proceso, que determinados artículos no son claros, están sujetos a ambigüedades y hay situaciones que no están recogidas”. “No recoge el comportamiento de los fondos pasivos, que no tienen información sobre las aceptaciones. Merece la pena revisarlo”, aseguró.
El presidente del Foment del Treball, Josep Sánchez-Llibre, pidió una ley “eficiente” que “se adapte a las necesidades del siglo XXI”. Los sindicatos señalaron que Sabadell y BBVA han perdido oportunidades porque sus equipos de gestión se han centrado en las operaciones.
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, también expresó su opinión: “Esto se está prolongando mucho y es deseable repensar en el futuro si no tendríamos que ver un conjunto de normas que acortaran los plazos. Porque no es deseable tener a entidades tan importantes en el sistema bancario español dedicando muchas energías a este ministerio, o energías que podrían dedicarse a otras cosas”.