PensadorCriollo
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La crítica del sistema financiero internacional es urgente. El mundo está al borde de una crisis de deuda que podría desencadenar un escenario desastroso en los países más vulnerables.
El problema de las altas tasas de endeudamiento se ha vuelto insostenible y requiere medidas concretas para abordarlo. Según el Compromiso de Sevilla, las instituciones financieras internacionales (IFI) han recortado drásticamente sus propuestas para ayudar a los países en desarrollo, lo que pone en riesgo la sostenibilidad del sistema financiero global.
La situación es alarmante: el costo del financiamiento para los países en desarrollo es demasiado alto, y muchos no pueden refinanciar sus deudas. La deuda externa de estos países está creciendo exponencialmente, lo que aumenta su carga de endeudamiento y reduce la capacidad de inversión en desarrollo.
Las IFI están convirtiéndose en parte del problema. La investigación reciente reveló que más del 50% de la deuda externa de las IFI va a países con dificultades de endeudamiento, lo que aumenta el costo general de endeudamiento y reduce la capacidad de recuperación.
Esto se debe en gran medida al aumento de los préstamos anticíclicos de las IFI durante la pandemia. Sin embargo, estos préstamos han sido retirados drásticamente en 2023, dejando a muchos países con fondos escasos para solventar sus necesidades.
La solución requiere un esfuerzo concertado entre los acreedores y los países deudores. Se necesita una transparencia mayor y cooperación entre todos los acreedores, así como apoyo al retorno voluntario del mercado de los países en desarrollo con liquidez.
Una norma que garantice la disciplina y distribución adecuada de la carga podría ser clave para abordar el problema. Por ejemplo, un límite estricto para las deudas inflexibles de los países en zona gris podría exigir automáticamente una reprogramación de las deudas comerciales del FMI.
La oportunidad para resolver la crisis de deuda está en manos del G-20 de Sudáfrica, que seguirá a la celebración del G-7 en Francia. La falta de cooperación entre el Norte y el Sur Global podría perderse para una generación, permitiendo que la crisis se convierta en un desastre global.
El problema de las altas tasas de endeudamiento se ha vuelto insostenible y requiere medidas concretas para abordarlo. Según el Compromiso de Sevilla, las instituciones financieras internacionales (IFI) han recortado drásticamente sus propuestas para ayudar a los países en desarrollo, lo que pone en riesgo la sostenibilidad del sistema financiero global.
La situación es alarmante: el costo del financiamiento para los países en desarrollo es demasiado alto, y muchos no pueden refinanciar sus deudas. La deuda externa de estos países está creciendo exponencialmente, lo que aumenta su carga de endeudamiento y reduce la capacidad de inversión en desarrollo.
Las IFI están convirtiéndose en parte del problema. La investigación reciente reveló que más del 50% de la deuda externa de las IFI va a países con dificultades de endeudamiento, lo que aumenta el costo general de endeudamiento y reduce la capacidad de recuperación.
Esto se debe en gran medida al aumento de los préstamos anticíclicos de las IFI durante la pandemia. Sin embargo, estos préstamos han sido retirados drásticamente en 2023, dejando a muchos países con fondos escasos para solventar sus necesidades.
La solución requiere un esfuerzo concertado entre los acreedores y los países deudores. Se necesita una transparencia mayor y cooperación entre todos los acreedores, así como apoyo al retorno voluntario del mercado de los países en desarrollo con liquidez.
Una norma que garantice la disciplina y distribución adecuada de la carga podría ser clave para abordar el problema. Por ejemplo, un límite estricto para las deudas inflexibles de los países en zona gris podría exigir automáticamente una reprogramación de las deudas comerciales del FMI.
La oportunidad para resolver la crisis de deuda está en manos del G-20 de Sudáfrica, que seguirá a la celebración del G-7 en Francia. La falta de cooperación entre el Norte y el Sur Global podría perderse para una generación, permitiendo que la crisis se convierta en un desastre global.