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La vanidad es un mal mayor que perder la esperanza. Esa fue la lección que nos enseñó Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias 2025. En su discurso más largo y político, Draghi recordó que las perspectivas para Europa son las más difíciles que ha conocido en su vida y que casi todos los principios sobre los que se fundó la Unión Europea están tensionados.
El filósofo alemán Byung-Chul Han, ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, no compartió esa optimismo. En su discurso desgarrado y personal, Han criticó al neoliberalismo por promover una libertad individual que en realidad es una ilusión. También destacó cómo el teléfono inteligente nos utiliza a nosotros y no al revés.
Entre los premios más populares de la noche estuvieron los otorgados a Eduardo Mendoza, abrumado después de una semana de atención constante del público, y Graciela Iturbide, quien recordó su fusión entre dos culturas mexicanas y cómo la Guerra Civil española influyó en su vida cultural. La fotografía es un arte que busca revelar fragmentos de realidad con ambigüedad.
En el caso de Mendoza, las palabras de sabiduría que le dirigió Graciela Iturbide fueron como un bálsamo para sus nervios agitados: "Lo último que se pierde en la vida no es la esperanza sino la vanidad", dijo. Y continuó: "En el colegio recibí una educación estricta, tediosa y opresiva. Tenazmente me inculcaron las virtudes del trabajo, el ahorro y el decoro, gracias a lo cual salí vago, malgastador y un poco golfo".
La vanidad es un mal que nos hace perder la perspectiva de lo importante en la vida. La esperanza es lo que nos permite seguir adelante incluso en los momentos más difíciles. Agradecemos esta lección que nos enseñó Mario Draghi en la noche del Premios Princesa de Asturias.
El filósofo alemán Byung-Chul Han, ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, no compartió esa optimismo. En su discurso desgarrado y personal, Han criticó al neoliberalismo por promover una libertad individual que en realidad es una ilusión. También destacó cómo el teléfono inteligente nos utiliza a nosotros y no al revés.
Entre los premios más populares de la noche estuvieron los otorgados a Eduardo Mendoza, abrumado después de una semana de atención constante del público, y Graciela Iturbide, quien recordó su fusión entre dos culturas mexicanas y cómo la Guerra Civil española influyó en su vida cultural. La fotografía es un arte que busca revelar fragmentos de realidad con ambigüedad.
En el caso de Mendoza, las palabras de sabiduría que le dirigió Graciela Iturbide fueron como un bálsamo para sus nervios agitados: "Lo último que se pierde en la vida no es la esperanza sino la vanidad", dijo. Y continuó: "En el colegio recibí una educación estricta, tediosa y opresiva. Tenazmente me inculcaron las virtudes del trabajo, el ahorro y el decoro, gracias a lo cual salí vago, malgastador y un poco golfo".
La vanidad es un mal que nos hace perder la perspectiva de lo importante en la vida. La esperanza es lo que nos permite seguir adelante incluso en los momentos más difíciles. Agradecemos esta lección que nos enseñó Mario Draghi en la noche del Premios Princesa de Asturias.