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"Los pequeños dones, un espectáculo que desafía la tradición"
La adaptación de "Little women" al escenario es una obra maestra que desafía las convenciones de la tradición. Lucia del Greco ha recreado la historia de Louisa May Alcott con un toque libero y experimentale, creando un espectáculo que es a la vez una cara B de la novela original.
La estética del espectáculo es fundamental en este caso. La iluminación y la escenografía, diseñadas por Cube.bz, son tan importantes como la dramaturgia. Las cuatro hermanas March se presentan como una mezcla inquietante de niños, niñas de porcelana y titiribes, atrapados en vitrinas que funcionan como prisión y exhibitor. El maquillaje les convierte en autómatas, sin rostro humano.
La ropa diseñada por Pau Aulí es un intento de descomponer la corporalidad de las niñas, revelando la estructura oscura detrás del velo de feminidad. Las niñas son representadas como víctimas que se ven atrapadas en una trampa de su propia feminidad, convertidas en objetos para ser comprados y vendidos.
El paisaje sonoro es otro elemento destacado del espectáculo. La música original compuesta por Pol Batlle, junto con el so de Roc Mateu y la colaboración de Alejandro da Rocha, nos transporta a un mundo de fantasía y sueño.
Las actuaciones de Elisabet Casanovas como Jo, Miriam Moukhles, Paula Jornet i Blanca Valletbó son destacadas. La interpretación de Elisabet es particularmente interesante, con un distanciamento y estranyamiento que nos lleva a considerar la feminitad como una construcción social.
Sin embargo, la dramaturgia del espectáculo es en ocasiones redundante y repetitiva. Las cuatro hermanas March están condicionadas a seguir actuando la suya feminidad hasta el final de los tiempos. Un mensaje que puede considerarse problemático en la era actual donde la igualdad de género es cada vez más necesaria.
En general, "Little women" es un espectáculo que desafía las convenciones de la tradición y nos invita a reflexionar sobre la feminitad y su construcción social. Aunque hay momentos en los que la dramaturgia puede ser redundantia, el espectáculo como un todo es una obra maestra que vale la pena ver.
La adaptación de "Little women" al escenario es una obra maestra que desafía las convenciones de la tradición. Lucia del Greco ha recreado la historia de Louisa May Alcott con un toque libero y experimentale, creando un espectáculo que es a la vez una cara B de la novela original.
La estética del espectáculo es fundamental en este caso. La iluminación y la escenografía, diseñadas por Cube.bz, son tan importantes como la dramaturgia. Las cuatro hermanas March se presentan como una mezcla inquietante de niños, niñas de porcelana y titiribes, atrapados en vitrinas que funcionan como prisión y exhibitor. El maquillaje les convierte en autómatas, sin rostro humano.
La ropa diseñada por Pau Aulí es un intento de descomponer la corporalidad de las niñas, revelando la estructura oscura detrás del velo de feminidad. Las niñas son representadas como víctimas que se ven atrapadas en una trampa de su propia feminidad, convertidas en objetos para ser comprados y vendidos.
El paisaje sonoro es otro elemento destacado del espectáculo. La música original compuesta por Pol Batlle, junto con el so de Roc Mateu y la colaboración de Alejandro da Rocha, nos transporta a un mundo de fantasía y sueño.
Las actuaciones de Elisabet Casanovas como Jo, Miriam Moukhles, Paula Jornet i Blanca Valletbó son destacadas. La interpretación de Elisabet es particularmente interesante, con un distanciamento y estranyamiento que nos lleva a considerar la feminitad como una construcción social.
Sin embargo, la dramaturgia del espectáculo es en ocasiones redundante y repetitiva. Las cuatro hermanas March están condicionadas a seguir actuando la suya feminidad hasta el final de los tiempos. Un mensaje que puede considerarse problemático en la era actual donde la igualdad de género es cada vez más necesaria.
En general, "Little women" es un espectáculo que desafía las convenciones de la tradición y nos invita a reflexionar sobre la feminitad y su construcción social. Aunque hay momentos en los que la dramaturgia puede ser redundantia, el espectáculo como un todo es una obra maestra que vale la pena ver.