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Gaza, un cementerio de escombros sin fin. Un lugar donde la guerra y la violencia han sido una constante durante décadas, dejando un rastro imposible de borrar. Antes de que se iniciara la última guerra, Gaza era una cárcel a cielo abierto, controlada por el ejército israelí, cuya presencia solo servía para perpetuar la masacre. Ahora, lo que queda es un paisaje devastado, sin casas, escuelas ni hospitales, donde las centrales que proporcionaban electricidad se han reducido a escombros. La Mezquita centenaria de la capital sigue con vida, pero la dignidad y el respeto por los muertos no parecen ser un concepto que se tome en serio.
La paz es una ilusión, o al menos así parece cuando se habla de "alto el fuego" sin cumplir con las condiciones mínimas para lograrla. ¿Cómo rescatar a los palestinos de esta ruina? La respuesta parece simple: devolver el control de sus instituciones y humanizar a la población que ha sufrido lo peor de los ataques. Sin eso, la reconstrucción no es más que una farsa.
¿Quién se va a considerar responsable por este genocidio en marcha? ¿Quién se va a tomar las consecuencias por destruir casas, hospitales y aulas? La guerra no ha terminado. El ejército israelí sigue disparando, incluso con líneas de defensa imaginarias que permiten a sus soldados matar sin motivo aparente. 38 palestinos muertos ya han sido la cuenta, pero esperamos que este alto el fuego dure, aunque se ha violado.
La paz es un plan que niega la acción a una parte de las partes en conflicto. Sin devolver el control a los palestinos y sin humanizar a la población, la reconstrucción no va a ser suficiente. Lo que muestra Gaza es que esta no fue una guerra, sino un intento de exterminio. Y por eso todavía no ha terminado.
La paz es una ilusión, o al menos así parece cuando se habla de "alto el fuego" sin cumplir con las condiciones mínimas para lograrla. ¿Cómo rescatar a los palestinos de esta ruina? La respuesta parece simple: devolver el control de sus instituciones y humanizar a la población que ha sufrido lo peor de los ataques. Sin eso, la reconstrucción no es más que una farsa.
¿Quién se va a considerar responsable por este genocidio en marcha? ¿Quién se va a tomar las consecuencias por destruir casas, hospitales y aulas? La guerra no ha terminado. El ejército israelí sigue disparando, incluso con líneas de defensa imaginarias que permiten a sus soldados matar sin motivo aparente. 38 palestinos muertos ya han sido la cuenta, pero esperamos que este alto el fuego dure, aunque se ha violado.
La paz es un plan que niega la acción a una parte de las partes en conflicto. Sin devolver el control a los palestinos y sin humanizar a la población, la reconstrucción no va a ser suficiente. Lo que muestra Gaza es que esta no fue una guerra, sino un intento de exterminio. Y por eso todavía no ha terminado.