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Las grandes empresas españolas pagaron un tipo impositivo del 21% sobre su base imponible, pero una vez se desglosa la cifra de beneficios totales y se aplican las exenciones y deducciones, el tipo efectivo se desploma hasta el 7%. Esto muestra cómo funcionan los mecanismos legales que permiten a las empresas reducir su factura fiscal.
En España, las empresas con una facturación superior a 1.000 millones de euros anuales pagaron un tipo impositivo del 21% sobre la base imponible y un 7% sobre el beneficio total. Sin embargo, cuando se analiza cada tramo de cifra de negocio, se observa que las empresas más pequeñas pagan entre el 10% y el 18,5%, mientras que las grandes pagaron solo el 4,8%.
La brecha entre el tipo impositivo sobre la base y el sobre el beneficio se ensancha a medida que se asciende en los tramos de facturación. En la industria (que incluye la energía) y la agricultura, las empresas con una facturación superior a 1.000 millones pagaron un tipo impositivo del 20,7% sobre la base y solo el 6,4% sobre el beneficio.
Los grandes grupos que tributan en régimen de consolidación son los que más parte sacan de estas estrategias para reducir su factura fiscal. Según los datos de la Agencia Tributaria, aquellos con una facturación entre 500 y 1.000 millones de euros pagan un tipo impositivo del 19,8% sobre la base y del 10,7% sobre el beneficio.
En cuanto a las empresas no estructuradas en grupos, la brecha entre el tipo impositivo sobre la base y el sobre el beneficio es menor. La diferencia media fue de apenas cinco puntos porcentuales: un 22,5% y un 17,7%, respectivamente.
La situación cambia radicalmente cuando se mira a las empresas grandes que no funcionan como grupo de consolidación. En este caso, el tipo impositivo sobre las ganancias es incluso mayor que el aplicado sobre la base.
En España, las empresas con una facturación superior a 1.000 millones de euros anuales pagaron un tipo impositivo del 21% sobre la base imponible y un 7% sobre el beneficio total. Sin embargo, cuando se analiza cada tramo de cifra de negocio, se observa que las empresas más pequeñas pagan entre el 10% y el 18,5%, mientras que las grandes pagaron solo el 4,8%.
La brecha entre el tipo impositivo sobre la base y el sobre el beneficio se ensancha a medida que se asciende en los tramos de facturación. En la industria (que incluye la energía) y la agricultura, las empresas con una facturación superior a 1.000 millones pagaron un tipo impositivo del 20,7% sobre la base y solo el 6,4% sobre el beneficio.
Los grandes grupos que tributan en régimen de consolidación son los que más parte sacan de estas estrategias para reducir su factura fiscal. Según los datos de la Agencia Tributaria, aquellos con una facturación entre 500 y 1.000 millones de euros pagan un tipo impositivo del 19,8% sobre la base y del 10,7% sobre el beneficio.
En cuanto a las empresas no estructuradas en grupos, la brecha entre el tipo impositivo sobre la base y el sobre el beneficio es menor. La diferencia media fue de apenas cinco puntos porcentuales: un 22,5% y un 17,7%, respectivamente.
La situación cambia radicalmente cuando se mira a las empresas grandes que no funcionan como grupo de consolidación. En este caso, el tipo impositivo sobre las ganancias es incluso mayor que el aplicado sobre la base.