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José Andrés, el maestro asturiano del sabor, cocina sin fronteras y su pasión por la gastronomía asturiana es inmensa. En sus recetas, siempre encuentra un lugar especial para la fabada, esa guiso de judías que conquista América con su sabor intenso y carnoso.
"La fabada es un guiso que se absorbe", explica en su blog Longer Tables. "Las habas tienen una maravillosa capacidad de mantener su forma después de horas de cocción, pero conservan una piel fina". Sí, la calidad de las fabes es fundamental para preparar una buena fabada.
La receta que sigue es la de José Andrés, que ha adaptado a sus invitados en América. Comienza con 500 gramos de fabes, chorizos, morcillas, lacón y tocino. Luego, deja las habas remojar durante la noche, mientras que el tocino y el lacón se desalan en agua fría.
Al día siguiente, coloca todos los ingredientes en una olla grande y cubre con agua fría nueva y salada. Lleva a fuego alto hasta que hierva, sin tapar, y luego añade agua fría para "asustar" a las fabes y evitar que se ablanden demasiado.
Reducir el fuego al mínimo y dejar que las fabes se cocinen durante 90 o 120 minutos, es clave. Añade un poco de azafrán y correge la sal si es necesario. Retira la cebolla entera y picará en trozos los chorizos, el lacón y el tocino.
La fabada está lista para servir, con los embutidos colocado en un plato aparte. Es una receta sencilla, pero que requiere paciencia y cuidado. Pero la recompensa es vale la pena: una fabada auténtica asturiana que conquista a todos los paladares.
"La fabada es un guiso que se absorbe", explica en su blog Longer Tables. "Las habas tienen una maravillosa capacidad de mantener su forma después de horas de cocción, pero conservan una piel fina". Sí, la calidad de las fabes es fundamental para preparar una buena fabada.
La receta que sigue es la de José Andrés, que ha adaptado a sus invitados en América. Comienza con 500 gramos de fabes, chorizos, morcillas, lacón y tocino. Luego, deja las habas remojar durante la noche, mientras que el tocino y el lacón se desalan en agua fría.
Al día siguiente, coloca todos los ingredientes en una olla grande y cubre con agua fría nueva y salada. Lleva a fuego alto hasta que hierva, sin tapar, y luego añade agua fría para "asustar" a las fabes y evitar que se ablanden demasiado.
Reducir el fuego al mínimo y dejar que las fabes se cocinen durante 90 o 120 minutos, es clave. Añade un poco de azafrán y correge la sal si es necesario. Retira la cebolla entera y picará en trozos los chorizos, el lacón y el tocino.
La fabada está lista para servir, con los embutidos colocado en un plato aparte. Es una receta sencilla, pero que requiere paciencia y cuidado. Pero la recompensa es vale la pena: una fabada auténtica asturiana que conquista a todos los paladares.