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El colectivo de autónomos, una realidad precaria en la sociedad española. Su vida laboral se caracteriza por jornadas largas y condiciones que no les permiten cogerse una baja cuando lo necesitan. Además, sus ingresos son menores y las cotizaciones a la Seguridad Social son inferiores a las de los asalariados.
Según los datos fiscales del IRPF, el rendimiento neto medio de las actividades económicas de los autónomos es de 14.826 euros al año, un 39% menos que la media de ingresos de los trabajadores del régimen general. Y para empeorar aún más su situación, hay que tener en cuenta que solo el 11% de sus contribuyentes presentan declaraciones con pérdidas.
Entre estos autónomos, conviven realidades muy diferentes, desde los 20.054 euros de media de ingreso para quienes tributan en régimen de estimación directa hasta los 2.552 euros anuales que perciben los autónomos agrarios. Y aunque hay un cierto nivel de variabilidad, el rendimiento medio de las rentas del trabajo de los asalariados supera con creces la media de los autoempleados.
Pero no solo se trata de ingresos: la realidad laboral también es más dura para buena parte del colectivo. Los autónomos realizan jornadas habituales de 43,9 horas a la semana, mientras que los asalariados trabajan apenas 36,5 horas. Una diferencia de 7,4 horas que equivalen casi a un día extra semanal de trabajo.
Además, según las estadísticas de la EPA del INE, los autónomos tienen más dificultades para cogerse una baja cuando enferman, con solo el 11% de casos que lo hacen frente al 29% en el caso de los asalariados. Y el costo por hora laboral también es significativamente más bajo para los autoempleados, con un valor del 35,4 euros frente a los 56,4 euros de los trabajadores del régimen general.
La protección social de los autónomos también es menor debido a sus bases de cotización. La base mínima de cotización en el año 2025 para los asalariados es de 1.381 euros al mes, mientras que la media de cotización de los autoempleados es de 2.276 euros. Y hay hasta 15 tramos distintos en la Seguridad Social donde cada uno tiene su base mínima de cotización, lo que hace aún más compleja su situación.
La realidad también se repite en las pensiones. La pensión media de jubilación del régimen general es de 1.667 euros al mes, mientras que los autónomos perciben solo 1.011 euros de media. Esto significa una brecha del 64,9% a favor de los asalariados, lo que no ha cambiado mucho en las últimas décadas.
Y si esto no fuera suficiente, los autónomos también tienen un momento de jubilación más tardío, con un promedio de 65.71 años frente al 64.52 años de los trabajadores del régimen general.
Según los datos fiscales del IRPF, el rendimiento neto medio de las actividades económicas de los autónomos es de 14.826 euros al año, un 39% menos que la media de ingresos de los trabajadores del régimen general. Y para empeorar aún más su situación, hay que tener en cuenta que solo el 11% de sus contribuyentes presentan declaraciones con pérdidas.
Entre estos autónomos, conviven realidades muy diferentes, desde los 20.054 euros de media de ingreso para quienes tributan en régimen de estimación directa hasta los 2.552 euros anuales que perciben los autónomos agrarios. Y aunque hay un cierto nivel de variabilidad, el rendimiento medio de las rentas del trabajo de los asalariados supera con creces la media de los autoempleados.
Pero no solo se trata de ingresos: la realidad laboral también es más dura para buena parte del colectivo. Los autónomos realizan jornadas habituales de 43,9 horas a la semana, mientras que los asalariados trabajan apenas 36,5 horas. Una diferencia de 7,4 horas que equivalen casi a un día extra semanal de trabajo.
Además, según las estadísticas de la EPA del INE, los autónomos tienen más dificultades para cogerse una baja cuando enferman, con solo el 11% de casos que lo hacen frente al 29% en el caso de los asalariados. Y el costo por hora laboral también es significativamente más bajo para los autoempleados, con un valor del 35,4 euros frente a los 56,4 euros de los trabajadores del régimen general.
La protección social de los autónomos también es menor debido a sus bases de cotización. La base mínima de cotización en el año 2025 para los asalariados es de 1.381 euros al mes, mientras que la media de cotización de los autoempleados es de 2.276 euros. Y hay hasta 15 tramos distintos en la Seguridad Social donde cada uno tiene su base mínima de cotización, lo que hace aún más compleja su situación.
La realidad también se repite en las pensiones. La pensión media de jubilación del régimen general es de 1.667 euros al mes, mientras que los autónomos perciben solo 1.011 euros de media. Esto significa una brecha del 64,9% a favor de los asalariados, lo que no ha cambiado mucho en las últimas décadas.
Y si esto no fuera suficiente, los autónomos también tienen un momento de jubilación más tardío, con un promedio de 65.71 años frente al 64.52 años de los trabajadores del régimen general.