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Se ha destruido en 2024 más de seis millones de hectáreas de selva. Esto equivale a la pérdida de la Amazonia en un año solo, lo que es el doble del promedio anual entre los años 2018 y 2020. En total, la deforestación global alcanzó ocho millones de hectáreas, con la selva virgen siendo la mayor víctima.
La destrucción de la selva supone un golpe devastador para el planeta. Los bosques primarios tropicales son los mayores depósitos del carbono en la Tierra y al ser desmontados, se liberan grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global.
La responsabilidad principal de este proceso es la agricultura intensiva. Muchas hectáreas de selva han sido destinadas para cultivos como soja y café que se exportan en grandes cantidades alrededor del mundo. Esto ha llevado a que cada año se pierda más y más bosque.
En el caso específico de la Amazonía, un informe reciente reveló que los incendios forestales tuvieron un impacto significativo en esta pérdida, lo cual se suma a las actividades humanas en general. Las investigaciones también han señalado que el origen del problema es sistémico y no solo puede abordarse con leyes o medidas individuales.
Por otro lado, la situación tiene consecuencias trascendentes. La selva virgen supone un sistema vital para mantener el equilibrio de los ecosistemas en la Tierra y su pérdida tiene efectos significativos a nivel climático.
La destrucción de la selva supone un golpe devastador para el planeta. Los bosques primarios tropicales son los mayores depósitos del carbono en la Tierra y al ser desmontados, se liberan grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global.
La responsabilidad principal de este proceso es la agricultura intensiva. Muchas hectáreas de selva han sido destinadas para cultivos como soja y café que se exportan en grandes cantidades alrededor del mundo. Esto ha llevado a que cada año se pierda más y más bosque.
En el caso específico de la Amazonía, un informe reciente reveló que los incendios forestales tuvieron un impacto significativo en esta pérdida, lo cual se suma a las actividades humanas en general. Las investigaciones también han señalado que el origen del problema es sistémico y no solo puede abordarse con leyes o medidas individuales.
Por otro lado, la situación tiene consecuencias trascendentes. La selva virgen supone un sistema vital para mantener el equilibrio de los ecosistemas en la Tierra y su pérdida tiene efectos significativos a nivel climático.