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La Comisión Europea se queda sin opciones, y acoge el encuentro entre Trump y Putin en Budapest con una mezcla de desilusión y resignación. El ultranacionalista húngaro Viktor Orbán ha logrado sacar tajada política de la elección de Budapest como cumbre de paz, y ahora es el principal actor en la escena internacional.
La Comisión Europea parece haber perdido el control de la situación, y se ve obligada a aceptar su papel de mero espectador en la reunión. Los funcionarios europeos han justificado su postura con la idea de que "la paz debe lograrse y debe estar respaldada por la fuerza", pero es evidente que no tienen otra opción que aceptar la autoridad de los Estados Unidos.
Orbán ha aprovechado la posición de Trump para sacar beneficios políticos, calificando a Hungría como "la isla de la paz" y presentándose como un mediador inestable en el conflicto ruso-ucraniano. Su gobierno había sido objeto de críticas por su postura anti-europea y su relación cercana con Moscú, pero ahora parece que se ha convertido en un aliado importante para Washington.
La Comisión Europea parece estar dispuesta a aceptar cualquier medida que conduzca a una paz justa y duradera para Ucrania, incluso si eso significa ceder a la influencia de Estados Unidos. Pero es difícil evitar la sensación de que están perdiendo el control de la situación, y que Orbán ha encontrado un camino para sacar tajada política de la elección de Budapest como cumbre de paz.
La UE se queda sin opciones, y acoge el encuentro entre Trump y Putin en Budapest con una mezcla de desilusión y resignación. La pregunta es, ¿qué consecuencias tendrá esto para la política europea?
La Comisión Europea parece haber perdido el control de la situación, y se ve obligada a aceptar su papel de mero espectador en la reunión. Los funcionarios europeos han justificado su postura con la idea de que "la paz debe lograrse y debe estar respaldada por la fuerza", pero es evidente que no tienen otra opción que aceptar la autoridad de los Estados Unidos.
Orbán ha aprovechado la posición de Trump para sacar beneficios políticos, calificando a Hungría como "la isla de la paz" y presentándose como un mediador inestable en el conflicto ruso-ucraniano. Su gobierno había sido objeto de críticas por su postura anti-europea y su relación cercana con Moscú, pero ahora parece que se ha convertido en un aliado importante para Washington.
La Comisión Europea parece estar dispuesta a aceptar cualquier medida que conduzca a una paz justa y duradera para Ucrania, incluso si eso significa ceder a la influencia de Estados Unidos. Pero es difícil evitar la sensación de que están perdiendo el control de la situación, y que Orbán ha encontrado un camino para sacar tajada política de la elección de Budapest como cumbre de paz.
La UE se queda sin opciones, y acoge el encuentro entre Trump y Putin en Budapest con una mezcla de desilusión y resignación. La pregunta es, ¿qué consecuencias tendrá esto para la política europea?