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En España, la inflación ha dejado de lado a los trabajadores, mientras que en Suiza, un camarero puede ganar una fortuna. En Ginebra, la ciudad suiza más cosmopolita del mundo, Guillem trabaja como camarero y ha decidido compartir con la sociedad el secreto de su buen suerte.
Ayer fue un día normal para él, trabajó nueve horas y cobró 230 francos suizos netos, aproximadamente 249 euros. Pero no solo eso, porque también recibió propinas que aumentaron su ganancia. En efecto, los clientes del restaurante donde trabaja dejaron unos 12 francos suizos por cada mesada, lo que se traduce en unos 13 euros.
¿Qué significa esto para un trabajador español? Una realidad muy dura: los salarios no han crecido al ritmo de la inflación y muchos trabajadores están perdiendo poder adquisitivo. La propuesta del presidente Pedro Sánchez de establecer un salario mínimo común en toda la Unión Europea es bienvenida, pero todavía no se ha traducido en realidades para los trabajadores españoles.
En el restaurante donde trabaja Guillem, puede obtener una ganancia mensual de casi 5.000 euros si completa cinco turnos de nueve horas. Una cantidad que muchos españoles solo pueden soñar. Mientras tanto, Guillermo vive su sueño, sin preocupaciones económicas y con una renta estable en un país conocido por su calidad de vida.
¿Pero qué mensaje nos deja este caso? Un claro ejemplo del desequilibrio salarial existente entre España e Italia. Los trabajadores que deciden dejar el país para trabajar en otros lugares europeos buscan mejorar su calidad de vida y su remuneración.
Ayer fue un día normal para él, trabajó nueve horas y cobró 230 francos suizos netos, aproximadamente 249 euros. Pero no solo eso, porque también recibió propinas que aumentaron su ganancia. En efecto, los clientes del restaurante donde trabaja dejaron unos 12 francos suizos por cada mesada, lo que se traduce en unos 13 euros.
¿Qué significa esto para un trabajador español? Una realidad muy dura: los salarios no han crecido al ritmo de la inflación y muchos trabajadores están perdiendo poder adquisitivo. La propuesta del presidente Pedro Sánchez de establecer un salario mínimo común en toda la Unión Europea es bienvenida, pero todavía no se ha traducido en realidades para los trabajadores españoles.
En el restaurante donde trabaja Guillem, puede obtener una ganancia mensual de casi 5.000 euros si completa cinco turnos de nueve horas. Una cantidad que muchos españoles solo pueden soñar. Mientras tanto, Guillermo vive su sueño, sin preocupaciones económicas y con una renta estable en un país conocido por su calidad de vida.
¿Pero qué mensaje nos deja este caso? Un claro ejemplo del desequilibrio salarial existente entre España e Italia. Los trabajadores que deciden dejar el país para trabajar en otros lugares europeos buscan mejorar su calidad de vida y su remuneración.