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La cantante británica Florence Welch, en su sexto álbum de estudio "Everybody Scream", lleva la mitología a un límite. No basta con invocar a diosas paganas o bailar entre ruinas: esta vez, Welch convierte su propio cuerpo en campo de una batalla ritual entre la vida y la muerte, entre la carne y el espíritu. El resultado es un álbum oscuro y lleno de fuerza, cantado desde las entrañas y construido desde el trauma.
El disco nace de un episodio real y brutal: una operación de urgencia tras un aborto espontáneo que Welch sufrió mientras actuaba en un festival, y que casi le cuesta la vida. No es casual que la publicación del álbum caiga el mismo día que Halloween, ni las numerosas referencias a películas de terror como "Carrie", "La semilla del diablo" o "Suspiria". Welch construye un universo de "body horror" de furia, dolor y duelo, de luz y redención. Todo a la vez.
En canciones como "Music by Men" o "One For The Greats", Florence lanza un hechizo de desobediencia, denunciando la mirada masculina que durante años la convirtió en musa o figura mística, pero rara vez en autora total. Y en lugar de hacerlo sola, convoca a otras brujas contemporáneas: la cantante Mitski, sensible y contenida, y Mark Bowen, guitarrista de IDLES, con su furia punk.
Una tensión estilística que funciona aquí como un reloj suizo. En última instancia, "Everybody Scream" no pide comprensión, sino entrega. Es la hora de las brujas. Los otros álbumes del disco presentados en esta semana son "Ocurrimos lejos", "Siempre igual" y "Big Band vol. 1".
El disco nace de un episodio real y brutal: una operación de urgencia tras un aborto espontáneo que Welch sufrió mientras actuaba en un festival, y que casi le cuesta la vida. No es casual que la publicación del álbum caiga el mismo día que Halloween, ni las numerosas referencias a películas de terror como "Carrie", "La semilla del diablo" o "Suspiria". Welch construye un universo de "body horror" de furia, dolor y duelo, de luz y redención. Todo a la vez.
En canciones como "Music by Men" o "One For The Greats", Florence lanza un hechizo de desobediencia, denunciando la mirada masculina que durante años la convirtió en musa o figura mística, pero rara vez en autora total. Y en lugar de hacerlo sola, convoca a otras brujas contemporáneas: la cantante Mitski, sensible y contenida, y Mark Bowen, guitarrista de IDLES, con su furia punk.
Una tensión estilística que funciona aquí como un reloj suizo. En última instancia, "Everybody Scream" no pide comprensión, sino entrega. Es la hora de las brujas. Los otros álbumes del disco presentados en esta semana son "Ocurrimos lejos", "Siempre igual" y "Big Band vol. 1".