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En el corazón de Andalucía, un pueblo esconde un secreto que hace sonreír a los historiadores y atrae a los viajeros: La Puebla de Don Fadrique, donde se respira el aire navarro.
Este encantador municipio, ubicado en la comarca granadina de Huéscar, está poblado por personas que llevan apellidos típicos del norte de la península ibérica. Peralta, Aguirre, Egea, Tudela, Irigay, Pageo, Ondoño y Navarro son solo algunos de los nombres que se escuchan en sus calles. ¿Cómo es posible que un pueblo andaluz esté lleno de apellidos navarros? La respuesta radica en la historia.
En el siglo XVI, Don Fadrique obtuvo el señorío de estas tierras y decidió repoblarla con inmigrantes de Navarra, Murcia y Castilla. Fue una decisión que cambió el curso de la historia local y le dio a La Puebla un carácter único.
Además del apoyo demográfico, los inmigrantes también trajeron consigo tradiciones y devociones que se mantuvieron vivas hasta hoy en día. En la Ermita de las Santas Mártires Alodía y Nunilón, se conservan tallas y objetos religiosos aportados por los navarros. Y en la ermita del Santo Ángel, se celebra una danza tradicional que tiene su origen en Navarra.
La arquitectura de La Puebla también refleja su historia. La iglesia de Santa María de la Quinta Angustia y las casas señoriales como la Casa de los Patiños son testigos de la riqueza cultural del pueblo. Y aunque es un destino pequeño, con solo 2.200 habitantes, La Puebla se ha convertido en un corazón importante del turismo rural y cultural de la zona.
No puede faltar una visita al Observatorio Astronómico de La Sagra, ubicado a pies de la Sierra de La Sagra, para disfrutar de los cielos oscuros y apreciar el astroturismo. Y por supuesto, hay que probar el cordero segureño, un plato típico de la región.
En resumen, La Puebla de Don Fadrique es un pueblo que sorprende a todos con su historia única y su cultura rica. Un destino que vale la pena visitar para descubrir sus secretos y disfrutar de su encanto.
Este encantador municipio, ubicado en la comarca granadina de Huéscar, está poblado por personas que llevan apellidos típicos del norte de la península ibérica. Peralta, Aguirre, Egea, Tudela, Irigay, Pageo, Ondoño y Navarro son solo algunos de los nombres que se escuchan en sus calles. ¿Cómo es posible que un pueblo andaluz esté lleno de apellidos navarros? La respuesta radica en la historia.
En el siglo XVI, Don Fadrique obtuvo el señorío de estas tierras y decidió repoblarla con inmigrantes de Navarra, Murcia y Castilla. Fue una decisión que cambió el curso de la historia local y le dio a La Puebla un carácter único.
Además del apoyo demográfico, los inmigrantes también trajeron consigo tradiciones y devociones que se mantuvieron vivas hasta hoy en día. En la Ermita de las Santas Mártires Alodía y Nunilón, se conservan tallas y objetos religiosos aportados por los navarros. Y en la ermita del Santo Ángel, se celebra una danza tradicional que tiene su origen en Navarra.
La arquitectura de La Puebla también refleja su historia. La iglesia de Santa María de la Quinta Angustia y las casas señoriales como la Casa de los Patiños son testigos de la riqueza cultural del pueblo. Y aunque es un destino pequeño, con solo 2.200 habitantes, La Puebla se ha convertido en un corazón importante del turismo rural y cultural de la zona.
No puede faltar una visita al Observatorio Astronómico de La Sagra, ubicado a pies de la Sierra de La Sagra, para disfrutar de los cielos oscuros y apreciar el astroturismo. Y por supuesto, hay que probar el cordero segureño, un plato típico de la región.
En resumen, La Puebla de Don Fadrique es un pueblo que sorprende a todos con su historia única y su cultura rica. Un destino que vale la pena visitar para descubrir sus secretos y disfrutar de su encanto.