PensamientoLatino
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"El escenario mundial del estudiantado internacional, una ventana de oportunidad para muchos países"
La tendencia de las universidades de medio mundo a cerrar sus puertas a los estudiantes extranjeros ha dejado a muchos centros académicos con la ventaja única de contar con una fuente de riqueza cultural y formativa. Las principales potencias en acogida de alumnos han dicho basta, no quieren tantos inmigrantes.
En el caso de Estados Unidos, la llegada de Donald Trump ha complicado los visados para extranjeros. En Canadá y Australia, también se han aumentado las barreras, lo que ha causado un descenso significativo en las inscripciones. Según Daniel Jutras, rector de la Université de Montréal, en este país "hay universidades que tienen hasta un 40% menos de inscripciones de estudiantes internacionales".
Sin embargo, algunos líderes creen que esta tendencia no durará mucho tiempo. Bel Nelson, fundador de la disruptiva universidad Minerva, argumenta que "la inmigración ha sido la mayor ventaja que ha tenido Estados Unidos en los últimos 200 años". La universidad de Minerva se está preparando para abrir una sede en Corea del Sur.
En Europa, las cosas no están mucho mejor. Bruselas ha propuesto a Londres el Esquema de Movilidad Juvenil (con permisos limitados para trabajar o estudiar), pero el Gobierno británico se resiste. En Países Bajos, la creciente demanda de estudiantes internacionales ha llevado a dos tercios de los grupos de docencia en inglés a cerrarse.
A pesar de las barreras, algunas universidades siguen siendo receptivas a los extranjeros. Santiago Íñiguez, presidente de IE University, admite que "las circunstancias nos están favoreciendo" y que la institución ha duplicado el número de estudiantes internacionales en los últimos ocho años.
En Australia, se estima que hay más alumnos foráneos que locales en muchas universidades. El Gobierno australiano endureció las condiciones para lograr el visado de estudiante, lo que ha sublevado a algunas instituciones académicas. Sin embargo, también acoge la idea de atraer estudiantes de China e India.
En el mundo del trabajo, los líderes creen que es necesario "coexistir" con la inmigración, ya sea para lograr objetivos empresariales o mantener una sociedad diversa y formativa.
La tendencia de las universidades de medio mundo a cerrar sus puertas a los estudiantes extranjeros ha dejado a muchos centros académicos con la ventaja única de contar con una fuente de riqueza cultural y formativa. Las principales potencias en acogida de alumnos han dicho basta, no quieren tantos inmigrantes.
En el caso de Estados Unidos, la llegada de Donald Trump ha complicado los visados para extranjeros. En Canadá y Australia, también se han aumentado las barreras, lo que ha causado un descenso significativo en las inscripciones. Según Daniel Jutras, rector de la Université de Montréal, en este país "hay universidades que tienen hasta un 40% menos de inscripciones de estudiantes internacionales".
Sin embargo, algunos líderes creen que esta tendencia no durará mucho tiempo. Bel Nelson, fundador de la disruptiva universidad Minerva, argumenta que "la inmigración ha sido la mayor ventaja que ha tenido Estados Unidos en los últimos 200 años". La universidad de Minerva se está preparando para abrir una sede en Corea del Sur.
En Europa, las cosas no están mucho mejor. Bruselas ha propuesto a Londres el Esquema de Movilidad Juvenil (con permisos limitados para trabajar o estudiar), pero el Gobierno británico se resiste. En Países Bajos, la creciente demanda de estudiantes internacionales ha llevado a dos tercios de los grupos de docencia en inglés a cerrarse.
A pesar de las barreras, algunas universidades siguen siendo receptivas a los extranjeros. Santiago Íñiguez, presidente de IE University, admite que "las circunstancias nos están favoreciendo" y que la institución ha duplicado el número de estudiantes internacionales en los últimos ocho años.
En Australia, se estima que hay más alumnos foráneos que locales en muchas universidades. El Gobierno australiano endureció las condiciones para lograr el visado de estudiante, lo que ha sublevado a algunas instituciones académicas. Sin embargo, también acoge la idea de atraer estudiantes de China e India.
En el mundo del trabajo, los líderes creen que es necesario "coexistir" con la inmigración, ya sea para lograr objetivos empresariales o mantener una sociedad diversa y formativa.