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El cerebro humano ya no es solo un "mapa estático" sino una película en movimiento que revela sus secretos más profundos. Un conjunto de seis investigaciones publicadas esta semana en la revista Nature marca un antes y un después en nuestra comprensión del órgano más complejo del cuerpo.
Por primera vez, los científicos han logrado crear un mapa dinámico del cerebro en desarrollo, que permite observar cómo las células nerviosas se forman, se transforman y se organizan a lo largo del tiempo. Este avance forma parte del proyecto BRAIN (Investigación de Neurociencia Avanzada por Tecnologías Innovadoras), una iniciativa internacional impulsada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y nacida en 2013 bajo el mandato de Barack Obama.
El nuevo atlas cerebral, elaborado por el consorcio BICAN, rastrea cómo las células madre se convierten en neuronas y células gliales, y cómo factores como el entorno, la genética o las experiencias sensoriales moldean esa evolución. Según los investigadores, las células cerebrales no se desarrollan en etapas rígidas, sino en oleadas superpuestas, y algunos procesos del desarrollo incluso pueden reactivarse en la edad adulta o en caso de enfermedad.
Uno de los descubrimientos más relevantes es la identificación de un tipo de célula progenitora humana presente durante el segundo trimestre del embarazo que podría estar relacionada con el glioblastoma, un cáncer cerebral muy agresivo. Además, se han detectado ventanas de tiempo críticas en las que se concentran los riesgos genéticos asociados a trastornos como el autismo o la esquizofrenia.
La investigación también muestra que el desarrollo cerebral está profundamente influido por el entorno y las experiencias tempranas. Los estudios han demostrado que eventos sociales como el destete o la pubertad provocan cambios abruptos en la expresión génica en el cerebro de los ratones, mientras que el sentido de la vista o su ausencia modifica la identidad celular del cerebro durante el crecimiento.
Para la investigadora Laura López-Mascaraque, estos mapas ofrecen una visión extraordinariamente detallada de cómo el cerebro se construye célula a célula, desde sus primeras etapas hasta la madurez. Comprender esas fases permitirá diseñar estrategias de prevención e intervención más precisas frente a enfermedades del neurodesarrollo.
El proyecto BRAIN, que cuenta con una inversión estimada de más de 6.000 millones de dólares y reúne a más de 550 laboratorios de todo el mundo, continuará hasta 2030. Su objetivo es desarrollar nuevas neurotecnologías para mapear y modular la actividad cerebral con precisión sin precedentes.
Por primera vez, los científicos han logrado crear un mapa dinámico del cerebro en desarrollo, que permite observar cómo las células nerviosas se forman, se transforman y se organizan a lo largo del tiempo. Este avance forma parte del proyecto BRAIN (Investigación de Neurociencia Avanzada por Tecnologías Innovadoras), una iniciativa internacional impulsada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y nacida en 2013 bajo el mandato de Barack Obama.
El nuevo atlas cerebral, elaborado por el consorcio BICAN, rastrea cómo las células madre se convierten en neuronas y células gliales, y cómo factores como el entorno, la genética o las experiencias sensoriales moldean esa evolución. Según los investigadores, las células cerebrales no se desarrollan en etapas rígidas, sino en oleadas superpuestas, y algunos procesos del desarrollo incluso pueden reactivarse en la edad adulta o en caso de enfermedad.
Uno de los descubrimientos más relevantes es la identificación de un tipo de célula progenitora humana presente durante el segundo trimestre del embarazo que podría estar relacionada con el glioblastoma, un cáncer cerebral muy agresivo. Además, se han detectado ventanas de tiempo críticas en las que se concentran los riesgos genéticos asociados a trastornos como el autismo o la esquizofrenia.
La investigación también muestra que el desarrollo cerebral está profundamente influido por el entorno y las experiencias tempranas. Los estudios han demostrado que eventos sociales como el destete o la pubertad provocan cambios abruptos en la expresión génica en el cerebro de los ratones, mientras que el sentido de la vista o su ausencia modifica la identidad celular del cerebro durante el crecimiento.
Para la investigadora Laura López-Mascaraque, estos mapas ofrecen una visión extraordinariamente detallada de cómo el cerebro se construye célula a célula, desde sus primeras etapas hasta la madurez. Comprender esas fases permitirá diseñar estrategias de prevención e intervención más precisas frente a enfermedades del neurodesarrollo.
El proyecto BRAIN, que cuenta con una inversión estimada de más de 6.000 millones de dólares y reúne a más de 550 laboratorios de todo el mundo, continuará hasta 2030. Su objetivo es desarrollar nuevas neurotecnologías para mapear y modular la actividad cerebral con precisión sin precedentes.