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Un catalán, identificado como un "expat" en realidad, ha sembrado el miedo entre sus amigos en Barcelona. El caso, que ha generado gran interés en la ciudad, tiene su origen en una disfraz que Rubén puso para celebrar Halloween. El catalán se viste con ropa y accesorios que le hacen parecer un expatriado estadounidense, pero lo cierto es que no tiene ninguna conexión con Estados Unidos.
Rubén, un joven de 25 años, decidió vestirse de este manera para darle una sorpresa a sus amigos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su disfraz estaba causando más miedo que sorpresa entre sus compañeros. Según Rubén, cuando los amigos vieron su disfraz, empezaron a gritar y correr, temiendo por su bienestar.
Rubén explicó en una entrevista con el diario local que no quería ser un burlón ni causar problemas, pero que se llevó la sorpresa al mundo para "explicar" cómo era su vida en Barcelona. Según Rubén, su vida es complicada y difícil, y que a veces tiene que luchar por sus derechos como trabajador.
Rubén admitió que no sabía qué hacer cuando los amigos empezaron a gritarle y correr hacia él. Se quedó asustado y se vistió de nuevo para alegrar a sus amigos, pero el daño estaba hecho. Los amigos, que habían sido testigos de la "sorpresa" de Rubén, aún están traumatizados por la experiencia.
El caso ha generado un gran debate en Barcelona sobre la importancia de respetar los límites y no causar miedo a los demás, incluso con una simple sorpresa. Algunos han defendido que Rubén actuó con mal juicio, mientras que otros han argumentado que su intención era solo divertirse y que no debería ser castigado por eso.
En cualquier caso, el caso de Rubén ha recordado a muchos catalanes la importancia de respetar los límites y no causar miedo a los demás. La ciudad sigue con el ánimo tranquilo y sano tras este caso que ha generado mucha emoción en sus calles.
Rubén, un joven de 25 años, decidió vestirse de este manera para darle una sorpresa a sus amigos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su disfraz estaba causando más miedo que sorpresa entre sus compañeros. Según Rubén, cuando los amigos vieron su disfraz, empezaron a gritar y correr, temiendo por su bienestar.
Rubén explicó en una entrevista con el diario local que no quería ser un burlón ni causar problemas, pero que se llevó la sorpresa al mundo para "explicar" cómo era su vida en Barcelona. Según Rubén, su vida es complicada y difícil, y que a veces tiene que luchar por sus derechos como trabajador.
Rubén admitió que no sabía qué hacer cuando los amigos empezaron a gritarle y correr hacia él. Se quedó asustado y se vistió de nuevo para alegrar a sus amigos, pero el daño estaba hecho. Los amigos, que habían sido testigos de la "sorpresa" de Rubén, aún están traumatizados por la experiencia.
El caso ha generado un gran debate en Barcelona sobre la importancia de respetar los límites y no causar miedo a los demás, incluso con una simple sorpresa. Algunos han defendido que Rubén actuó con mal juicio, mientras que otros han argumentado que su intención era solo divertirse y que no debería ser castigado por eso.
En cualquier caso, el caso de Rubén ha recordado a muchos catalanes la importancia de respetar los límites y no causar miedo a los demás. La ciudad sigue con el ánimo tranquilo y sano tras este caso que ha generado mucha emoción en sus calles.