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Rodrigo Paz Pereira, el nuevo líder de Bolivia, se ha erigido como el candidato más destacado del siglo XXI en las elecciones presidenciales de este país del sur americano. El centrista logró una victoria histórica al obtener el 54,53% de los votos frente a su rival Jorge "Tuto" Quiroga, quien consiguió un 45,2%, según informaron las autoridades electorales.
El triunfo del economista de formación, exalcalde de Tarija y hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, supone un giro político importante en un país que ha estado gobernado casi ininterrumpidamente desde 2006 por el Movimiento al Socialismo (MAS). Paz Pereira ha prometido liderar a Bolivia con un modelo de "capitalismo para todos", una fórmula que busca combinar incentivos fiscales, créditos baratos y autonomía financiera para las regiones, pero también apostando por la creación de programas sociales y el impulso del crecimiento impulsado por la iniciativa privada.
"Vamos a construir una economía para la gente, no un Estado que la controle todo", afirmó en la recta final de campaña. El nuevo presidente ha prometido garantizar el suministro de combustible "dentro de los primeros días de gobierno" mediante acuerdos de pago diferido con proveedores y un plan gradual para reducir los subsidios universales.
Paz Pereira llega al poder con un Congreso fragmentado, su partido contará con 49 de los 130 escaños en la Cámara de Diputados y 16 de los 36 en el Senado, lo que le obligará a pactar para aprobar reformas. El propio candidato admitió durante la campaña que su gobierno requerirá "construir acuerdos amplios y transversales" para sostener la gobernabilidad.
El nuevo presidente hereda una Bolivia cansada de años de inflación disparada, escasez de combustible y la caída en picado de las exportaciones de gas. El país atraviesa la peor crisis económica en una generación. El desafío no es solo económico, también hay presión para que se protejan los derechos laborales y los logros sociales alcanzados bajo los gobiernos del MAS.
El desafío político y social que enfrentará Paz Pereira es enorme, pero su moderación ideológica podría recolocar al país en un eje más centrista dentro del tablero sudamericano. La transición política en Bolivia ha sido inédita y sin incidentes de consideración. El sistema electoral funcionó bien, con un nivel de participación estimado entre el 85% y el 89%, lo que hace que se ajuste a los niveles más altos de las últimas décadas.
El nuevo presidente tomará posesión el 8 de noviembre ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, en una ceremonia que marcará oficialmente el fin de los veinte años de gobiernos del MAS. Paz Pereira ha prometido reconciliación, estabilidad y una economía "para la gente".
El triunfo del economista de formación, exalcalde de Tarija y hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, supone un giro político importante en un país que ha estado gobernado casi ininterrumpidamente desde 2006 por el Movimiento al Socialismo (MAS). Paz Pereira ha prometido liderar a Bolivia con un modelo de "capitalismo para todos", una fórmula que busca combinar incentivos fiscales, créditos baratos y autonomía financiera para las regiones, pero también apostando por la creación de programas sociales y el impulso del crecimiento impulsado por la iniciativa privada.
"Vamos a construir una economía para la gente, no un Estado que la controle todo", afirmó en la recta final de campaña. El nuevo presidente ha prometido garantizar el suministro de combustible "dentro de los primeros días de gobierno" mediante acuerdos de pago diferido con proveedores y un plan gradual para reducir los subsidios universales.
Paz Pereira llega al poder con un Congreso fragmentado, su partido contará con 49 de los 130 escaños en la Cámara de Diputados y 16 de los 36 en el Senado, lo que le obligará a pactar para aprobar reformas. El propio candidato admitió durante la campaña que su gobierno requerirá "construir acuerdos amplios y transversales" para sostener la gobernabilidad.
El nuevo presidente hereda una Bolivia cansada de años de inflación disparada, escasez de combustible y la caída en picado de las exportaciones de gas. El país atraviesa la peor crisis económica en una generación. El desafío no es solo económico, también hay presión para que se protejan los derechos laborales y los logros sociales alcanzados bajo los gobiernos del MAS.
El desafío político y social que enfrentará Paz Pereira es enorme, pero su moderación ideológica podría recolocar al país en un eje más centrista dentro del tablero sudamericano. La transición política en Bolivia ha sido inédita y sin incidentes de consideración. El sistema electoral funcionó bien, con un nivel de participación estimado entre el 85% y el 89%, lo que hace que se ajuste a los niveles más altos de las últimas décadas.
El nuevo presidente tomará posesión el 8 de noviembre ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, en una ceremonia que marcará oficialmente el fin de los veinte años de gobiernos del MAS. Paz Pereira ha prometido reconciliación, estabilidad y una economía "para la gente".