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Una nueva sensación ha llegado a las tiendas y plataformas de venta en línea: el aparato Biow, que promete "mejorar la longevidad" y regenerar células mientras duermes. Pero detrás de este producto de alta gama, con un precio que alcanza los 3.000 euros, hay un manto de dudas científicas y una serie de controversias que han generado el interés del público.
La empresa Biow asegura que su aparato es capaz de crear partículas de aire que se acumulan en los fluidos corporales, conservando su carga eléctrica, y se distribuyen por los tejidos, alcanzan las células y se incorporan a la cadena respiratoria mitocondrial. Esto, según ellos, incrementa la "energía biológica", la síntesis de proteínas y disminuye la oxidación celular.
Sin embargo, no hay evidencia científica sólida que respalde estas afirmaciones. Encontramos estudios en humanos y ratones publicados por investigadores de la Universidad de Oviedo y de la UCAM, a la que Biow patrocina, pero estos están limitados y no proporcionan una demostración concluyente del efecto de la máquina.
"Demuestran cambios en ciertos parámetros, es cierto, si te crees los datos, pero no su efecto en la salud de las personas", advierte Salvador Macip, catedrático de Medicina Molecular. "Cuando hablan de la ciencia seguramente sí hay base, pero no han probado que en humanos funciona".
En otras palabras, el aparato Biow es prometedor desde un punto de vista científico, pero falta la demostración clínica para asegurar sus beneficios reales. Y como tal, muchos expertos consideran que no hay evidencia suficiente para respaldar las afirmaciones de la empresa.
La empresa defiende su producto, asegurando que su objetivo es "conseguir que todas las personas mejoren su salud simplemente respirando mientras duermen, sin ningún efecto secundario, sin químicos". Pero este argumento parece más una estrategia comercial que un enfoque genuino en la investigación científica.
El folleto de Biow señala que sus resultados están avalados por la ciencia, pero es difícil encontrar credibilidad en estas afirmaciones cuando los expertos se oponen a ellas. La empresa también ha sido beneficiaria del programa PINT para promocionar su producto en diferentes mercados.
Sin embargo, no todos están convencidos de la legitimidad de Biow. Las asociaciones de consumidores como Facua y OCU han denunciado la publicidad de la empresa ante los ministerios de Sanidad y Consumo, argumentando que es una "tomadura de pelo" y que la empresa está aprovechándose de la ignorancia del público.
En resumen, el aparato Biow sigue sin demostrar sus beneficios reales, y las afirmaciones de la empresa sobre su eficacia científica parecen más un marketing que una investigación rigurosa. Mientras tanto, el público debe ser cauteloso y no dejarse engañar por los promesas exageradas que hace esta empresa.
La empresa Biow asegura que su aparato es capaz de crear partículas de aire que se acumulan en los fluidos corporales, conservando su carga eléctrica, y se distribuyen por los tejidos, alcanzan las células y se incorporan a la cadena respiratoria mitocondrial. Esto, según ellos, incrementa la "energía biológica", la síntesis de proteínas y disminuye la oxidación celular.
Sin embargo, no hay evidencia científica sólida que respalde estas afirmaciones. Encontramos estudios en humanos y ratones publicados por investigadores de la Universidad de Oviedo y de la UCAM, a la que Biow patrocina, pero estos están limitados y no proporcionan una demostración concluyente del efecto de la máquina.
"Demuestran cambios en ciertos parámetros, es cierto, si te crees los datos, pero no su efecto en la salud de las personas", advierte Salvador Macip, catedrático de Medicina Molecular. "Cuando hablan de la ciencia seguramente sí hay base, pero no han probado que en humanos funciona".
En otras palabras, el aparato Biow es prometedor desde un punto de vista científico, pero falta la demostración clínica para asegurar sus beneficios reales. Y como tal, muchos expertos consideran que no hay evidencia suficiente para respaldar las afirmaciones de la empresa.
La empresa defiende su producto, asegurando que su objetivo es "conseguir que todas las personas mejoren su salud simplemente respirando mientras duermen, sin ningún efecto secundario, sin químicos". Pero este argumento parece más una estrategia comercial que un enfoque genuino en la investigación científica.
El folleto de Biow señala que sus resultados están avalados por la ciencia, pero es difícil encontrar credibilidad en estas afirmaciones cuando los expertos se oponen a ellas. La empresa también ha sido beneficiaria del programa PINT para promocionar su producto en diferentes mercados.
Sin embargo, no todos están convencidos de la legitimidad de Biow. Las asociaciones de consumidores como Facua y OCU han denunciado la publicidad de la empresa ante los ministerios de Sanidad y Consumo, argumentando que es una "tomadura de pelo" y que la empresa está aprovechándose de la ignorancia del público.
En resumen, el aparato Biow sigue sin demostrar sus beneficios reales, y las afirmaciones de la empresa sobre su eficacia científica parecen más un marketing que una investigación rigurosa. Mientras tanto, el público debe ser cauteloso y no dejarse engañar por los promesas exageradas que hace esta empresa.