Egipto, después de dos décadas de retraso y una revolución abortada, ha finalmente abierto sus puertas al Gran Museo Egipcio (GEM), el proyecto cultural más ambicioso del país. Un templo de piedra, vidrio y memoria que busca mostrar el esplendor de la civilización egipcia en un lugar estratégico: a los pies de las pirámides de Guiza.
El GEM emerge como un espejismo arquitectónico entre carreteras y edificios, diseñado por el estudio irlandés Heneghan Peng Architects. Con 470.000 metros cuadrados de superficie, es un complejo que prolonga la geometría de las pirámides vecinas: una fachada triangular de cristal que atrapa la luz del amanecer y la devuelve, difusa, como si el tiempo se disolviera entre piedra y arena.
El museo alberga más de 50.000 artefactos, distribuidos en 24.000 metros cuadrados de exposición permanente y 12 grandes galerías que recorren la historia desde la prehistoria hasta el Egipto romano. Muchas piezas proceden del antiguo Museo de la plaza Tahrir; otras, de excavaciones recientes en Saqqara, el vasto cementerio de pirámides al sur de la capital, o de los cientos de yacimientos repartidos por todo el país.
Una de las joyas más valiosas del GEM es la colección completa de Tutankamón: más de 5.000 objetos reunidos por primera vez desde su hallazgo en 1922. Las galerías incorporan tecnología de realidad aumentada y experiencias inmersivas, desarrolladas por la multinacional española Acciona, para "ver lo que se perdió": templos reconstruidos digitalmente, tumbas recreadas en tres dimensiones y murales que cobran vida bajo la luz.
El museo también abriga una exhibición de joyas sumergidas del Mediterráneo, rescatadas por el arqueólogo francés Franck Goddio y su equipo del Instituto Europeo de Arqueología Submarina. Entre ellas, dos colosos ptolemaicos —un rey y una reina de cinco metros de altura— dan la bienvenida al visitante, "devolviéndoles su voz después de siglos bajo el agua".
El GEM es también una apuesta económica. Egipto confía en que se convierta en el nuevo motor del turismo, una industria vital para su economía. En 2024, el país recibió 15,7 millones de turistas y el objetivo oficial es duplicar la cifra para 2032.
Sin embargo, el proyecto enfrenta retos como la seguridad del patrimonio y el destino de los miles de objetos aún dispersos en almacenes estatales. El viejo Museo Egipcio de la plaza Tahrir busca su lugar entre las sombras del museo más grande del mundo dedicado a una sola civilización.
El rey Felipe VI, así como otros líderes de todo el mundo, asistirá a la inauguración formal del museo, considerada un evento histórico sin precedentes para Egipto y la cultura universal.
El GEM emerge como un espejismo arquitectónico entre carreteras y edificios, diseñado por el estudio irlandés Heneghan Peng Architects. Con 470.000 metros cuadrados de superficie, es un complejo que prolonga la geometría de las pirámides vecinas: una fachada triangular de cristal que atrapa la luz del amanecer y la devuelve, difusa, como si el tiempo se disolviera entre piedra y arena.
El museo alberga más de 50.000 artefactos, distribuidos en 24.000 metros cuadrados de exposición permanente y 12 grandes galerías que recorren la historia desde la prehistoria hasta el Egipto romano. Muchas piezas proceden del antiguo Museo de la plaza Tahrir; otras, de excavaciones recientes en Saqqara, el vasto cementerio de pirámides al sur de la capital, o de los cientos de yacimientos repartidos por todo el país.
Una de las joyas más valiosas del GEM es la colección completa de Tutankamón: más de 5.000 objetos reunidos por primera vez desde su hallazgo en 1922. Las galerías incorporan tecnología de realidad aumentada y experiencias inmersivas, desarrolladas por la multinacional española Acciona, para "ver lo que se perdió": templos reconstruidos digitalmente, tumbas recreadas en tres dimensiones y murales que cobran vida bajo la luz.
El museo también abriga una exhibición de joyas sumergidas del Mediterráneo, rescatadas por el arqueólogo francés Franck Goddio y su equipo del Instituto Europeo de Arqueología Submarina. Entre ellas, dos colosos ptolemaicos —un rey y una reina de cinco metros de altura— dan la bienvenida al visitante, "devolviéndoles su voz después de siglos bajo el agua".
El GEM es también una apuesta económica. Egipto confía en que se convierta en el nuevo motor del turismo, una industria vital para su economía. En 2024, el país recibió 15,7 millones de turistas y el objetivo oficial es duplicar la cifra para 2032.
Sin embargo, el proyecto enfrenta retos como la seguridad del patrimonio y el destino de los miles de objetos aún dispersos en almacenes estatales. El viejo Museo Egipcio de la plaza Tahrir busca su lugar entre las sombras del museo más grande del mundo dedicado a una sola civilización.
El rey Felipe VI, así como otros líderes de todo el mundo, asistirá a la inauguración formal del museo, considerada un evento histórico sin precedentes para Egipto y la cultura universal.