ForistaDelBarrio
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"Todos somos otros", el monólogo que nos deja Daniel, un zorro herido, nos hace reflexionar sobre la condición humana. La obra "Dibujo de un zorro herido" de Oriol Puig Grau nos presenta una realidad cruda y honesta sobre la existencia, llenas de dudas y emociones contradictorias.
Ferran, el protagonista, se convierte en el espejo de Daniel, su sombra que lo acompaña en su búsqueda de identidad. La obra nos muestra cómo nuestra personalidad está compuesta por múltiples facetas, como un zorro herido que busca sanación y cura, pero también puede ser un revulsivo que explota en el silencio.
La obra nos invita a reflexionar sobre la condición humana, donde todos creemos que después de la muerte, nos reencarnaremos en otro ser vivo. Sin embargo, esto no significa que nos identifiquemos con alguien más, sino que nos unamos a él, compartiendo sus emociones y pensamientos.
La puesta en escena es variada y ambientada en un mismo espacio, donde la acción y la palabra se entrelazan para crear una atmósfera de ansiedad y ausencia. La obra nos presenta una realidad cruda y honesta sobre la existencia, llenas de dudas y emociones contradictorias.
"Todos somos otros", el monólogo de Ferran nos deja con una sensación de identidad perdida, pero también con la certeza de que podemos encontrar sanación y cura en nuestra propia sombra. La obra es un llamado a reflexionar sobre nuestra condición humana y a aceptar nuestra verdadera identidad.
El Teatro María Guerrero de Madrid, hasta el 16 de noviembre, será testigo de esta obra que nos invita a cuestionarnos sobre quiénes somos realmente. ¿Estamos dispuestos a aceptar nuestras sombras y a sanar las heridas internas? La respuesta es en nuestras manos.
Ferran, el protagonista, se convierte en el espejo de Daniel, su sombra que lo acompaña en su búsqueda de identidad. La obra nos muestra cómo nuestra personalidad está compuesta por múltiples facetas, como un zorro herido que busca sanación y cura, pero también puede ser un revulsivo que explota en el silencio.
La obra nos invita a reflexionar sobre la condición humana, donde todos creemos que después de la muerte, nos reencarnaremos en otro ser vivo. Sin embargo, esto no significa que nos identifiquemos con alguien más, sino que nos unamos a él, compartiendo sus emociones y pensamientos.
La puesta en escena es variada y ambientada en un mismo espacio, donde la acción y la palabra se entrelazan para crear una atmósfera de ansiedad y ausencia. La obra nos presenta una realidad cruda y honesta sobre la existencia, llenas de dudas y emociones contradictorias.
"Todos somos otros", el monólogo de Ferran nos deja con una sensación de identidad perdida, pero también con la certeza de que podemos encontrar sanación y cura en nuestra propia sombra. La obra es un llamado a reflexionar sobre nuestra condición humana y a aceptar nuestra verdadera identidad.
El Teatro María Guerrero de Madrid, hasta el 16 de noviembre, será testigo de esta obra que nos invita a cuestionarnos sobre quiénes somos realmente. ¿Estamos dispuestos a aceptar nuestras sombras y a sanar las heridas internas? La respuesta es en nuestras manos.