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Los grandes robo en museos: un catálogo de ladrones y obras maestras.
En los últimos tiempos, se ha producido una serie de robos a museos que han dejado a las instituciones culturales con sus joyas más valiosas. Desde el famoso robo del Louvre hasta el saqueo del Hermitage, los ladrones han mostrado su desmedida ambición y habilidad para escapar de la justicia.
El caso más reciente es el robo de dos armaduras renacentistas que se produjo en el Louvre en 1983. Los ladrones, que habían sido identificados como ex ejércitos napoleónicos, se llevaron las armaduras sin dejar rastro ni huella. La pérdida patrimonial fue enorme, pero lo que resultó más grave fue la ausencia de una clase trabajadora con acceso a estos tesoros.
Pero no es el único caso. En 2019, el Green Vault de Dresde se convirtió en el objetivo de un grupo de ladrones que cortaron la electricidad y forzaron las vitrinas antes de escapar con más de 4.000 diamantes. El robo del Green Vault vale más de 13 millones de euros, lo que hace de él uno de los robos más importantes de la historia.
Otro caso notable es el de las 21 joyas del siglo XVIII que se saquearon del museo del Louvre en 2019. Los ladrones descartaron los franceses, el sombrero de copa y el carruaje para optar por un ciclomotor, una motosierra y un andamio. La pérdida patrimonial fue significativa, pero lo que resultó más grave fue la ausencia de clase.
El Drents Museum de los Países Bajos también ha sido objetivo de ladrones. En este caso, se llevaron artículos de oro valorados en seis millones de euros, mientras que en Limoges se saquearon piezas de siglos de antigüedad de porcelana china cuyo valor rondaba los 10 millones de euros.
El Museo del Louvre ha sido el escenario más codiciado de los ladrones de guante blanco. El robo más famoso es el de la Gioconda, que se produjo en 1911 y que resultó ser una operación policial exitosa.
En cuanto a otros casos notables, hay que recordar el robo del Green Vault, el saqueo del Hermitage, el robo de Monet, el caso de Esther Koplowitz y la Biblioteca Nacional. Cada uno de estos casos muestra la audacia y habilidad de los ladrones, pero también la determinación de las instituciones culturales para recuperar sus obras maestras.
En resumen, los grandes robos en museos son un fenómeno que requiere atención y medidas preventivas. Los ladrones deben ser identificados y castigados, mientras que las instituciones culturales deben trabajar juntas para proteger sus colecciones y promover la seguridad de su patrimonio.
En los últimos tiempos, se ha producido una serie de robos a museos que han dejado a las instituciones culturales con sus joyas más valiosas. Desde el famoso robo del Louvre hasta el saqueo del Hermitage, los ladrones han mostrado su desmedida ambición y habilidad para escapar de la justicia.
El caso más reciente es el robo de dos armaduras renacentistas que se produjo en el Louvre en 1983. Los ladrones, que habían sido identificados como ex ejércitos napoleónicos, se llevaron las armaduras sin dejar rastro ni huella. La pérdida patrimonial fue enorme, pero lo que resultó más grave fue la ausencia de una clase trabajadora con acceso a estos tesoros.
Pero no es el único caso. En 2019, el Green Vault de Dresde se convirtió en el objetivo de un grupo de ladrones que cortaron la electricidad y forzaron las vitrinas antes de escapar con más de 4.000 diamantes. El robo del Green Vault vale más de 13 millones de euros, lo que hace de él uno de los robos más importantes de la historia.
Otro caso notable es el de las 21 joyas del siglo XVIII que se saquearon del museo del Louvre en 2019. Los ladrones descartaron los franceses, el sombrero de copa y el carruaje para optar por un ciclomotor, una motosierra y un andamio. La pérdida patrimonial fue significativa, pero lo que resultó más grave fue la ausencia de clase.
El Drents Museum de los Países Bajos también ha sido objetivo de ladrones. En este caso, se llevaron artículos de oro valorados en seis millones de euros, mientras que en Limoges se saquearon piezas de siglos de antigüedad de porcelana china cuyo valor rondaba los 10 millones de euros.
El Museo del Louvre ha sido el escenario más codiciado de los ladrones de guante blanco. El robo más famoso es el de la Gioconda, que se produjo en 1911 y que resultó ser una operación policial exitosa.
En cuanto a otros casos notables, hay que recordar el robo del Green Vault, el saqueo del Hermitage, el robo de Monet, el caso de Esther Koplowitz y la Biblioteca Nacional. Cada uno de estos casos muestra la audacia y habilidad de los ladrones, pero también la determinación de las instituciones culturales para recuperar sus obras maestras.
En resumen, los grandes robos en museos son un fenómeno que requiere atención y medidas preventivas. Los ladrones deben ser identificados y castigados, mientras que las instituciones culturales deben trabajar juntas para proteger sus colecciones y promover la seguridad de su patrimonio.