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Angélique Godet, la joven francesa que se ha convertido en una referente en el mundo del software y la sostenibilidad en Barcelona. Para ella, la ciudad es un lugar ideal donde vivir y trabajar, gracias a su clima cálido, su cultura colorida y su excelente oferta cultural y gastronómica.
"Me mudé a Barcelona hace 5 años porque buscaba un nuevo trabajo y un cambio de entorno", explica Angélique. "Tras pasar tres años en el norte de Alemania, echaba de menos el sol y una nueva cultura". La joven francesa se había decidido por la ciudad catalana porque quería aprender español, su cuarto idioma, y descubrir un nuevo estilo de vida.
Desde que se mudó a Barcelona, Angélique ha estado impresionada con las mejoras en la infraestructura para bicicletas y el transporte público. "La combinación de mar y montaña, junto con su excelente clima y tamaño manejable, la convierte en un lugar ideal para vivir", afirma.
Sin embargo, no todas las cosas son positivas en la ciudad. Angélique considera que Barcelona debe abordar el exceso de ruido, especialmente de las motos, y la alta contaminación. "Es importante que la ciudad tome medidas para reducir su impacto ambiental y mejorar la calidad de vida de sus habitantes", sostiene.
En cuanto a lo que más echó de menos en Barcelona, Angélique menciona el falta de un gran parque central donde solo se escuchen los pájaros. "Sé que tenemos el magnífico parque de Collserola, pero se tarda al menos 50 minutos en llegar si no vives al norte de Gràcia", comenta.
En los próximos años, Angélique espera que Barcelona asuma un papel de liderazgo como ciudad más verde y sostenible. "Centrarse en el problema de la vivienda social podría mejorar notablemente la inclusión y el atractivo de la ciudad", sugiere.
La joven francesa se considera "tu ciudad" porque aquí ha conocido a su pareja y desarrollado su carrera en el sector tecnológico. Aunque Angélique siempre tendrá un lugar especial en su corazón por la ciudad donde estudió durante siete años, Angers, Barcelona es ahora su hogar y su lugar de pertenencia.
"Me mudé a Barcelona hace 5 años porque buscaba un nuevo trabajo y un cambio de entorno", explica Angélique. "Tras pasar tres años en el norte de Alemania, echaba de menos el sol y una nueva cultura". La joven francesa se había decidido por la ciudad catalana porque quería aprender español, su cuarto idioma, y descubrir un nuevo estilo de vida.
Desde que se mudó a Barcelona, Angélique ha estado impresionada con las mejoras en la infraestructura para bicicletas y el transporte público. "La combinación de mar y montaña, junto con su excelente clima y tamaño manejable, la convierte en un lugar ideal para vivir", afirma.
Sin embargo, no todas las cosas son positivas en la ciudad. Angélique considera que Barcelona debe abordar el exceso de ruido, especialmente de las motos, y la alta contaminación. "Es importante que la ciudad tome medidas para reducir su impacto ambiental y mejorar la calidad de vida de sus habitantes", sostiene.
En cuanto a lo que más echó de menos en Barcelona, Angélique menciona el falta de un gran parque central donde solo se escuchen los pájaros. "Sé que tenemos el magnífico parque de Collserola, pero se tarda al menos 50 minutos en llegar si no vives al norte de Gràcia", comenta.
En los próximos años, Angélique espera que Barcelona asuma un papel de liderazgo como ciudad más verde y sostenible. "Centrarse en el problema de la vivienda social podría mejorar notablemente la inclusión y el atractivo de la ciudad", sugiere.
La joven francesa se considera "tu ciudad" porque aquí ha conocido a su pareja y desarrollado su carrera en el sector tecnológico. Aunque Angélique siempre tendrá un lugar especial en su corazón por la ciudad donde estudió durante siete años, Angers, Barcelona es ahora su hogar y su lugar de pertenencia.