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"El faraón sin violines: cómo Akhnaten cambió el juego de la ópera"
La ópera "Akhnaten", compuesta por Philip Glass en 1983, llega al Gran Teatre del Liceu de Barcelona con una singularidad que llama la atención. En lugar de los violines tradicionales, esta obra sin violines ofrece una experiencia única y emocionante para el público. Pero ¿qué nos cuenta esta ópera sobre el faraón egipcio que impuso el monoteísmo y la adoración al Dios Sol?
Akhnaten, el faraón que cambió Egipto
El faraón Akhnaten es un personaje fascinante en la historia del antiguo Egipto. Con solo 17 años, se convirtió en rey y implementó una serie de cambios radicales en su país. Su adoración al Dios Sol fue una de las medidas más importantes que tomó para transformar a Egipto.
La ópera nos muestra la vida de Akhnaten como un visionario que busca cambiar el mundo. Pero también nos presenta un dilema: ¿fue Akhnaten un hombre progresista o encarnó una involución? La respuesta es incierta, lo que hace que esta obra sea aún más interesante.
La pareja estrella del Liceu
El dueto de Anthony Roth Costanzo (Akhnaten) y Rihab Chaieb (Nefertiti) es uno de los momentos más emocionantes de la ópera. Costanzo, un contratenor catalán que ha ejercido una gran influencia sobre su música, describe al faraón como un hombre singular que escribió su propio rol para él.
La pasión por Egipto
Rihab Chaieb, quien también canta en catalán el aria "Hymn to the Sun", es fascinada con la historia de Akhnaten. Le dice que además de ser el primer faraón monoteísta fue el primero en poner a la mujer en el mismo lugar que el hombre.
Una experiencia única
La ópera "Akhnaten" es una experiencia completamente nueva para los oyentes. Sin violines, pero con un sonido dulce que se mantiene durante tres horas. La música de Glass es compleja y emocionante, lo que hace que esta obra sea una verdadera joya en el escenario.
En resumen, "Akhnaten" es una ópera sin violines que cambia el juego del género. Su historia fascinante, su música emocionante y sus dos estrellas, Anthony Roth Costanzo y Rihab Chaieb, la convierten en una obra imprescindible en el teatro.
La ópera "Akhnaten", compuesta por Philip Glass en 1983, llega al Gran Teatre del Liceu de Barcelona con una singularidad que llama la atención. En lugar de los violines tradicionales, esta obra sin violines ofrece una experiencia única y emocionante para el público. Pero ¿qué nos cuenta esta ópera sobre el faraón egipcio que impuso el monoteísmo y la adoración al Dios Sol?
Akhnaten, el faraón que cambió Egipto
El faraón Akhnaten es un personaje fascinante en la historia del antiguo Egipto. Con solo 17 años, se convirtió en rey y implementó una serie de cambios radicales en su país. Su adoración al Dios Sol fue una de las medidas más importantes que tomó para transformar a Egipto.
La ópera nos muestra la vida de Akhnaten como un visionario que busca cambiar el mundo. Pero también nos presenta un dilema: ¿fue Akhnaten un hombre progresista o encarnó una involución? La respuesta es incierta, lo que hace que esta obra sea aún más interesante.
La pareja estrella del Liceu
El dueto de Anthony Roth Costanzo (Akhnaten) y Rihab Chaieb (Nefertiti) es uno de los momentos más emocionantes de la ópera. Costanzo, un contratenor catalán que ha ejercido una gran influencia sobre su música, describe al faraón como un hombre singular que escribió su propio rol para él.
La pasión por Egipto
Rihab Chaieb, quien también canta en catalán el aria "Hymn to the Sun", es fascinada con la historia de Akhnaten. Le dice que además de ser el primer faraón monoteísta fue el primero en poner a la mujer en el mismo lugar que el hombre.
Una experiencia única
La ópera "Akhnaten" es una experiencia completamente nueva para los oyentes. Sin violines, pero con un sonido dulce que se mantiene durante tres horas. La música de Glass es compleja y emocionante, lo que hace que esta obra sea una verdadera joya en el escenario.
En resumen, "Akhnaten" es una ópera sin violines que cambia el juego del género. Su historia fascinante, su música emocionante y sus dos estrellas, Anthony Roth Costanzo y Rihab Chaieb, la convierten en una obra imprescindible en el teatro.