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El exsoldado norcoreano Ahn Hak-seop, de 95 años, quiere regresar a Corea del Norte. ¿Por qué?
Ahn nació en 1930 en una isla fronteriza con el Sur y se identifica como norcoreano. Su sentimiento antiestadounidense comenzó a formarse cuando el general estadounidense Douglas MacArthur anunció el establecimiento de un gobierno militar al sur del paralelo 38º norte, el tajo que hoy sigue separando ambos países.
Fue hecho prisionero en 1953 por el Sur, acusado de espionaje. Sufrió torturas brutales durante décadas. A pesar de ello, nunca firmó una confesión y pasó 42 años en prisión. Su mirada firme denota ideas inflexibles: "La gente no se da cuenta de que somos como esclavos bajo el gobierno colonial estadounidense".
Corea del Sur cambió a finales de los ochenta, llegando la democracia. Ahn Hak-seop fue finalmente liberado en 1995, gracias a la presión de grupos humanitarios. Se casó con una mujer 32 años más joven que él y hoy vive con su hija adoptiva, autora de esculturas antiestadounidenses.
Ahn defiende al líder norcoreano Kim Jong-un: "Está haciendo un buen trabajo". Reconoce que hay cosas que le gustan del sur, como el estado del bienestar. Y aunque reconoce haber probado una hamburguesa americana y la encontró buena, se ríe cuando se le pregunta si ha estado en Corea del Norte durante décadas.
Pero Ahn quiere regresar a Corea del Norte antes de morir. "Debo morir allí", confiesa. Se siente como un esclavo bajo el gobierno colonial estadounidense. Quieren volver, junto con otros seis "no convertidos" como él. Su caso se encuentra bajo revisión del Ministerio de Unificación surcoreano.
Ahn habla de una vida marcada por la tortura y las persecuciones. Pero también habla de un amor profundo por el socialismo. "Corea del Norte es el lugar de origen de mi ideología", reflexiona.
Ahn nació en 1930 en una isla fronteriza con el Sur y se identifica como norcoreano. Su sentimiento antiestadounidense comenzó a formarse cuando el general estadounidense Douglas MacArthur anunció el establecimiento de un gobierno militar al sur del paralelo 38º norte, el tajo que hoy sigue separando ambos países.
Fue hecho prisionero en 1953 por el Sur, acusado de espionaje. Sufrió torturas brutales durante décadas. A pesar de ello, nunca firmó una confesión y pasó 42 años en prisión. Su mirada firme denota ideas inflexibles: "La gente no se da cuenta de que somos como esclavos bajo el gobierno colonial estadounidense".
Corea del Sur cambió a finales de los ochenta, llegando la democracia. Ahn Hak-seop fue finalmente liberado en 1995, gracias a la presión de grupos humanitarios. Se casó con una mujer 32 años más joven que él y hoy vive con su hija adoptiva, autora de esculturas antiestadounidenses.
Ahn defiende al líder norcoreano Kim Jong-un: "Está haciendo un buen trabajo". Reconoce que hay cosas que le gustan del sur, como el estado del bienestar. Y aunque reconoce haber probado una hamburguesa americana y la encontró buena, se ríe cuando se le pregunta si ha estado en Corea del Norte durante décadas.
Pero Ahn quiere regresar a Corea del Norte antes de morir. "Debo morir allí", confiesa. Se siente como un esclavo bajo el gobierno colonial estadounidense. Quieren volver, junto con otros seis "no convertidos" como él. Su caso se encuentra bajo revisión del Ministerio de Unificación surcoreano.
Ahn habla de una vida marcada por la tortura y las persecuciones. Pero también habla de un amor profundo por el socialismo. "Corea del Norte es el lugar de origen de mi ideología", reflexiona.