PensamientoLatino
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En Copenhague, un fenómeno que antes era visto como una pérdida de tiempo se ha convertido en una especie de ritual social. Las largas colas que se forman frente a tiendas durante las primeras horas del amanecer ya no solo son un síntoma de aburrimiento, sino también de exclusividad y pertenencia.
El caso de Bareen, una marca de ropa con ropa de calidad a precios accesibles, ilustra este cambio de hábito. A pesar de que las puertas no se abren hasta la década del mediodía, decenas de estudiantes se congregan desde las cinco de la mañana para obtener su oportunidad de comprar. Para muchos jóvenes, como Vanest Jalal, cada oportunidad de ahorrar es una rareza.
Pero hay algo más en juego aquí que la mera ganancia material. Según Louise Byg Kongsholm, investigadora de tendencias, hacer fila en los lugares "correctos" se ha convertido en una forma de validación social. Generar una sensación de exclusividad y estatus es lo que está motivando a estos jóvenes a participar en las colas.
Las marcas están aprovechando este fenómeno como estrategia de marketing. Publican imágenes de las filas en redes sociales, creando un efecto dominó donde la expectativa genera aún más interés. La escasez, los eventos sorpresa y las ediciones limitadas están convirtiendo a estas colas en una especie de ritual social, donde participar es lo mismo que estar al día con la moda.
En este sentido, se puede hablar de un cambio cultural en Copenhague, donde las largas colas ya no son vista como una pérdida de tiempo, sino como una oportunidad para sentirse parte de algo.
El caso de Bareen, una marca de ropa con ropa de calidad a precios accesibles, ilustra este cambio de hábito. A pesar de que las puertas no se abren hasta la década del mediodía, decenas de estudiantes se congregan desde las cinco de la mañana para obtener su oportunidad de comprar. Para muchos jóvenes, como Vanest Jalal, cada oportunidad de ahorrar es una rareza.
Pero hay algo más en juego aquí que la mera ganancia material. Según Louise Byg Kongsholm, investigadora de tendencias, hacer fila en los lugares "correctos" se ha convertido en una forma de validación social. Generar una sensación de exclusividad y estatus es lo que está motivando a estos jóvenes a participar en las colas.
Las marcas están aprovechando este fenómeno como estrategia de marketing. Publican imágenes de las filas en redes sociales, creando un efecto dominó donde la expectativa genera aún más interés. La escasez, los eventos sorpresa y las ediciones limitadas están convirtiendo a estas colas en una especie de ritual social, donde participar es lo mismo que estar al día con la moda.
En este sentido, se puede hablar de un cambio cultural en Copenhague, donde las largas colas ya no son vista como una pérdida de tiempo, sino como una oportunidad para sentirse parte de algo.