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La paz en Oriente Medio: ¿una ilusión que nunca llega?
El acuerdo de alto el fuego firmado por Donald Trump en Egipto es, sin duda, un paso importante hacia la estabilización de la región. Sin embargo, muchos expertos cuestionan si este acuerdo es realmente lo que promete. Carlos López, profesor de Relaciones Internacionales e investigador del Grupo de Seguridad, Riesgos y Conflictos de la Universidad Nebrija, considera que "lo que tenemos ahora solo es un acuerdo de alto el fuego, que por supuesto era muy necesario, pero solo es un primer paso que, quizás, conduce más adelante a la elaboración de un plan de paz. De momento, solo expone una serie de ideas vagas, poco consistentes y muy mal explicadas sobre qué hacer a corto plazo, pero no contiene nada que se le parezca mínimamente a un plan de paz para Gaza ni para Palestina en su conjunto".
El acuerdo también habla de la creación de un gobierno interino palestino, supervisado por una junta de paz en la que sabemos que va a estar Trump y Tony Blair, pero no se conoce el fundamento jurídico de esa autoridad. Además, hay dudas sobre cómo se va a distribuir la ayuda humanitaria tan necesaria en estos momentos.
"El plan habla del propósito de crear una especie de gobierno técnico interino palestino, pero sin establecer plazos ni términos. Y no existen referencias a la constitución de un estado palestino", añade López. "Se eliminó el famoso punto 21 de este acuerdo, que pretendía el reconocimiento de Palestina como estado porque ni Netanyahu ni el propio Trump lo quisieron incluir".
El profesor de Derecho Internacional cita también otras cuestiones que se han quedado en el tintero: "Después de esa declaración rimbombante de Trump hablando de paz duradera y prosperidad, apenas se detallan los pasos concretos para ver cómo va a ser la transición política en Gaza o cómo va a ser la reconstrucción de un lugar completamente destruido".
Y advierte sobre otro asunto espinoso como son los presuntos crímenes de guerra cometidos: "El acuerdo no dice absolutamente nada sobre qué va a pasar con las decenas de miles de personas que fueron asesinadas y cómo se van a reparar los crímenes después de un genocidio".
"El final de la ocupación israelí en el conjunto de Palestina, el final del apartheid a los ciudadanos palestinos y el final de los asentamientos israelíes son elementos absolutamente indispensables e incuestionables que deberían formar parte de un plan de paz", subraya López. "Lo que se ofrecía en Oslo era algo muy limitado, pero por lo menos era un proceso de diálogo por su consistencia intelectual, complejidad de lo trabajado y apoyo político de las partes implicadas".
El acuerdo impulsado por Trump deja muchos cabos sueltos a medio-largo plazo, pero también genera recelos en el futuro más inmediato. Actualmente, se está negociando en Egipto la segunda fase del plan e incluye aspectos muy delicados como son la desmilitarización de Hamás o un nuevo repliegue de tropas israelíes.
"Creo que de momento Hamás va a mantener su compromiso, pero no sé hasta cuándo va a durar ese compromiso porque me parece complicado que Israel se retire completamente de Gaza", afirma Perotti. "No soy muy optimista porque Israel va a seguir siendo la potencia ocupante y mantiene planes para ampliar su expansión territorial y los asentamientos".
Según el profesor López, esta segunda fase podría hacer descarrilar el plan: "No descarto que a la hora de la verdad se produzcan resistencias en Hamás respecto al desarme, ya sea no aceptándolo formalmente o manteniendo una actividad oculta".
El acuerdo de alto el fuego firmado por Donald Trump en Egipto es, sin duda, un paso importante hacia la estabilización de la región. Sin embargo, muchos expertos cuestionan si este acuerdo es realmente lo que promete. Carlos López, profesor de Relaciones Internacionales e investigador del Grupo de Seguridad, Riesgos y Conflictos de la Universidad Nebrija, considera que "lo que tenemos ahora solo es un acuerdo de alto el fuego, que por supuesto era muy necesario, pero solo es un primer paso que, quizás, conduce más adelante a la elaboración de un plan de paz. De momento, solo expone una serie de ideas vagas, poco consistentes y muy mal explicadas sobre qué hacer a corto plazo, pero no contiene nada que se le parezca mínimamente a un plan de paz para Gaza ni para Palestina en su conjunto".
El acuerdo también habla de la creación de un gobierno interino palestino, supervisado por una junta de paz en la que sabemos que va a estar Trump y Tony Blair, pero no se conoce el fundamento jurídico de esa autoridad. Además, hay dudas sobre cómo se va a distribuir la ayuda humanitaria tan necesaria en estos momentos.
"El plan habla del propósito de crear una especie de gobierno técnico interino palestino, pero sin establecer plazos ni términos. Y no existen referencias a la constitución de un estado palestino", añade López. "Se eliminó el famoso punto 21 de este acuerdo, que pretendía el reconocimiento de Palestina como estado porque ni Netanyahu ni el propio Trump lo quisieron incluir".
El profesor de Derecho Internacional cita también otras cuestiones que se han quedado en el tintero: "Después de esa declaración rimbombante de Trump hablando de paz duradera y prosperidad, apenas se detallan los pasos concretos para ver cómo va a ser la transición política en Gaza o cómo va a ser la reconstrucción de un lugar completamente destruido".
Y advierte sobre otro asunto espinoso como son los presuntos crímenes de guerra cometidos: "El acuerdo no dice absolutamente nada sobre qué va a pasar con las decenas de miles de personas que fueron asesinadas y cómo se van a reparar los crímenes después de un genocidio".
"El final de la ocupación israelí en el conjunto de Palestina, el final del apartheid a los ciudadanos palestinos y el final de los asentamientos israelíes son elementos absolutamente indispensables e incuestionables que deberían formar parte de un plan de paz", subraya López. "Lo que se ofrecía en Oslo era algo muy limitado, pero por lo menos era un proceso de diálogo por su consistencia intelectual, complejidad de lo trabajado y apoyo político de las partes implicadas".
El acuerdo impulsado por Trump deja muchos cabos sueltos a medio-largo plazo, pero también genera recelos en el futuro más inmediato. Actualmente, se está negociando en Egipto la segunda fase del plan e incluye aspectos muy delicados como son la desmilitarización de Hamás o un nuevo repliegue de tropas israelíes.
"Creo que de momento Hamás va a mantener su compromiso, pero no sé hasta cuándo va a durar ese compromiso porque me parece complicado que Israel se retire completamente de Gaza", afirma Perotti. "No soy muy optimista porque Israel va a seguir siendo la potencia ocupante y mantiene planes para ampliar su expansión territorial y los asentamientos".
Según el profesor López, esta segunda fase podría hacer descarrilar el plan: "No descarto que a la hora de la verdad se produzcan resistencias en Hamás respecto al desarme, ya sea no aceptándolo formalmente o manteniendo una actividad oculta".