DebateAndino
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¿Quién nos cuida y quiénes nos cuidan? ¿Por qué los nuevos permisos de cuidados siguen teniendo un sesgo conservador?
En este momento, contamos con la ampliación del permiso por fallecimiento a quince días. Aunque celebramos este avance, no podemos evitar notar que, para las personas que lo necesitan, esto significa muy poco. Los hogares unipersonales son ya casi tantos como los hogares en los que viven dos personas, y la formación de parejas ha dejado de pasar mayoritariamente por el matrimonio o el registro civil.
La realidad es que las personas no se ajustan a las estructuras convencionales de agrupamiento familiar. En lugar de eso, existen núcleos de gestión cotidiana de la vida, convivencias o redes en las cuales resolvemos problemas al margen de cuáles nos ha impuesto el modelo heteropatriarcal.
La economía feminista y de cuidados habla de reconocer los vínculos de cuidado realmente existentes, más allá de los que teóricamente funcionan en base a lazos sanguíneos o legalmente constituidos. Es hora de dar una nueva forma al libro de familia, permitiendo diferentes modelos para el cuidado y la crianza.
El debate sobre los permisos debe seguir unido a otros para ampliar los servicios públicos y hacerse cargo de los cuidados. La CEOE y otras instituciones tradicionales siguen priorizando estructuras convencionales de agrupamiento familiar, lo que significa una desigual distribución del trabajo en las redes de cuidado.
La propuesta de Trabajo para el nuevo permiso por fallecimiento es un paso importante: 10 días por familiares y 15 para cuidados paliativos. Sin embargo, sigue siendo necesario un cambio más profundo en la forma en que abordamos los cuidados. Emanciparnos del modelo heteropatriarcal que nos ha dejado con muy poco espacio para nuestras vidas, necesitamos una visión más amplia y inclusiva de las relaciones humanas.
En este momento, contamos con la ampliación del permiso por fallecimiento a quince días. Aunque celebramos este avance, no podemos evitar notar que, para las personas que lo necesitan, esto significa muy poco. Los hogares unipersonales son ya casi tantos como los hogares en los que viven dos personas, y la formación de parejas ha dejado de pasar mayoritariamente por el matrimonio o el registro civil.
La realidad es que las personas no se ajustan a las estructuras convencionales de agrupamiento familiar. En lugar de eso, existen núcleos de gestión cotidiana de la vida, convivencias o redes en las cuales resolvemos problemas al margen de cuáles nos ha impuesto el modelo heteropatriarcal.
La economía feminista y de cuidados habla de reconocer los vínculos de cuidado realmente existentes, más allá de los que teóricamente funcionan en base a lazos sanguíneos o legalmente constituidos. Es hora de dar una nueva forma al libro de familia, permitiendo diferentes modelos para el cuidado y la crianza.
El debate sobre los permisos debe seguir unido a otros para ampliar los servicios públicos y hacerse cargo de los cuidados. La CEOE y otras instituciones tradicionales siguen priorizando estructuras convencionales de agrupamiento familiar, lo que significa una desigual distribución del trabajo en las redes de cuidado.
La propuesta de Trabajo para el nuevo permiso por fallecimiento es un paso importante: 10 días por familiares y 15 para cuidados paliativos. Sin embargo, sigue siendo necesario un cambio más profundo en la forma en que abordamos los cuidados. Emanciparnos del modelo heteropatriarcal que nos ha dejado con muy poco espacio para nuestras vidas, necesitamos una visión más amplia y inclusiva de las relaciones humanas.