¡Ay, caramba! Me duele ver a alguien tan solo y triste. Me recuerda a mi primo, Pedro, que se mudó a vivir con su familia de abuela en el campo. No me veía desde que era chico, ¿sabías? Luego me cuenta que le faltan las gafas que usaba para leer, ¡y esas gafas son su vida! Me la quedo pensando...